México se ubicó en el sitio 51 de las 137 economías del Reporte Mundial de Competitividad 2017-2018 del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés), misma posición que el reporte del año pasado.
De acuerdo con el organismo, el resultado refleja el “lento progreso” de las reformas estructurales y la caída de la percepción que se tiene en torno a eficiencia de instituciones, sobre todo en lo referente al gasto.
De los 12 pilares que analiza el reporte, seis reportaron caída. Fueron en temas de instituciones,infraestructura, sofisticación de negocios, innovación, salud y educación primaria y desarrollo de mercados.
En tres hubo mejoras: ambiente macroeconómico; preparación tecnológica, y educación superior y entrenamiento; mientras que tres quedaron igual: eficiencia de mercados de bienes; eficiencia de mercados laborales, y tamaño de mercado.
De acuerdo con el WEF, la mayor preocupación sobre México son los niveles de corrupción y el robo, la burocracia, niveles de impuestos, el poco nivel de acceso al financiamiento, inadecuados niveles de infraestructura, baja preparación de la fuerza de trabajo y la inestabilidad política.
México quedó en el cuarto lugar entre países de América Latina, debajo de Chile (33), Costa Rica (47) y Panamá (50). Los primeros sitios fueron Suiza, Estados Unidos, Singapur, Países Bajos y Alemania.
Después de los significativos esfuerzos por implementar las reformas estructurales, el WEF reconoció que es importante aumentar la velocidad y profundidad de las mismas, dado el lento progreso que reflejan.
Consideró que si se aceleran los cambios se mejorará la asignación de factores de producción, lo cual permitirá que la competitividad empuje la innovación y rivalidad entre mercados.
“La observación más grande” del reporte del WEF sobre México es el “lento progreso de las reformas en los pasados 12 meses. Ello, porque no observaron avances importantes en los cambios estructurales hechos en años pasados en temas como laboral o energético, principalmente”.
El WEF destacó que después de 10 años de la crisis financiera mundial, las perspectivas de recuperación sostenida siguen en riesgo.
Detalló que esta inquietud se debe a la incapacidad generalizada de los líderes y encargados de la toma de decisiones de implementar reformas necesarias.