Microindustrias de Querétaro que proveen servicios o productos manufacturados a medianas y grandes empresas se enfrentan a condiciones de pago que se extienden de 60 hasta 120 días, lo que genera una condición de endeudamiento en el sector.
Beatriz Hernández Rojas, presidenta de la Asociación de Microindustrias de Querétaro (Amiqro), dijo que estas condiciones de crédito “matan” a cualquier mipyme, al grado de generar empresas que incluso se han retirado del negocio porque no se les pagan las facturas a tiempo.
Explicó que las mipymes no pueden retrasar compromisos como son el pago de nómina, los servicios de operación (teléfono, energía eléctrica, gasolina) o contratos ya adquiridos con proveedores porque las grandes industrias les hacen esperar.
Añadió que en la mayoría de los casos se trata de proveeduría indirecta enfocada al sector automotriz, como puede ser el caso de plásticos, manufactura de herramentales o mobiliario y equipo especializado, elementos de complemento que responden a pedidos específicos.
Se trata, dijo, de uno de los principales temas que están en la agenda de la asociación y que insistentemente llevan a los foros con instituciones municipales y estatales.
“La gran empresa avisa que no va a pagar a 30 días, sino a 60 o a 90, cuando ya se tienen grandes compromisos y no podemos decir que no. Hay empresas que se han retirado a razón de que se quedan las facturas esperando los pagos y no hay avance. Hoy en día el salario semanal del operario es sagrado; tenemos que pagar al empleado. Los servicios de operación que tenemos tampoco pueden parar”.
Ante esta circunstancia las mipymes tienen que recurrir a créditos directos y apoyarse en los mismos proveedores, señaló.
Alberto Chacón Estrada, vicepresidente de la Amiqro, refirió que desde la asociación se busca llegar a acuerdos con estas empresas para regular que haya condiciones justas.
Una de sus propuestas es que la gran industria se eslabone con la banca, para manejar un sistema de pago por medio del factoraje: “Cuando una empresa grande contrata a una empresa pequeña existe una condición de pago preestablecida, de 30, 60 o 90 días, o puede cambiar. El factoraje sería que la empresa grande tuviera un acuerdo con la banca, para efecto que la banca nos pagara a la pequeña industria en 5, en 10 o en 8 días”.
El beneficio para la banca es cobrar una comisión al microindustrial, aunque “la industria grande se ha hecho de la vista gorda en este sistema, ya que si hay retrasos la banca le cobra interés a la empresa”, dijo Chacón.
Advirtió que la gran industria no da importancia a crear vínculos de factoraje, pese a que de esta forma la microindustria tendría una fluidez económica, de trabajo y de seguridad más sólida. El tema cobra relevancia pues más del 60% de las mipymes tiene contacto con empresas.
“En el caso de la industria nuestro objetivo como pequeños industriales es vender a empresas con grandes plantas que tengan una infraestructura o un consumo importante de volumen de diferentes productos manufacturados. Toda la industria de autopartes es muy importante para nosotros aquí en el estado, y algunos estamos ya proveyendo a la industria automotriz”, apuntó Hernández.
Eslabón primordial. La presidenta de la Asociación de Microindustrias lamentó que se siga arrastrado una tendencia de sólo voltear a ver a las grandes empresas como generadoras de empleo o desarrollo económico; sus cifras son las que generalmente se presumen desde el gobierno, cuando los datos que aportan las mipymes también son importantes.
“Qué bueno que lleguen más inversiones al estado, no negamos la importancia de que se generen empleos, pero cuando se entra a la cadena de proveeduría muchas veces no son las empresas mipymes del estado las que tienen esos contratos”, acotó.
La asociación busca asegurar que las empresas locales cuenten con las capacidades y competencias para sustituir a proveedores extranjeros.