Mientras que la aprobación de la reforma energética trajo cambios importantes que son visibles con la presencia de capital privado en la industria petrolera del país, el gran error de ese ajuste histórico al esquema jurídico involucra a Petróleos Mexicanos (Pemex).
El problema es que a pesar de las modificaciones en la legislación, la empresa petrolera se conserva dentro del Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF), lo que significa mantenerla atada a una serie de normas y leyes que complican su desempeño.
Así lo percibe Jesús Reyes Heroles González-Garza, quien fue director general de Pemex entre diciembre de 2006 y septiembre de 2009, en el sexenio de Felipe Calderón, y también secretario de Energía, de 1995 a 1997, en el gabinete de Ernesto Zedillo.
“Tenemos a un Pemex que ha estado pasmado durante toda la administración, además con la mala nota de que, como la dejaron en el Presupuesto, que considero que es el error de la reforma energética, la han seguido manteniendo bajo control y siguen sacándole recursos, nada más que de repente se les acabaron cuando se cayó el precio del petróleo, pero sigue sujeta a toda la normatividad”, afirma el presidente de EnergeA en entrevista con EL UNIVERSAL.
En su periodo al frente de la empresa, la producción de crudo mostraba una tendencia decreciente por la declinación natural del megayacimiento Cantarell, que tuvo su mejor año en 2004, con un volumen extraído de 3.4 millones de barriles diarios.
Menciona que durante la Ronda Cero de asignación de bloques petroleros, luego de aprobarse la reforma en 2013, Pemex recibió asignaciones muy importantes, pero para llevarlas a cabo casi “tiene que cambiarse la ley de la gravedad”.
Y es que antes de concretarse los cambios al esquema jurídico se estaban perdiendo oportunidades muy importantes, dice el también columnista de EL UNIVERSAL.
Sin embargo, en general la reforma vino a dar una nueva cara al sector energético y su implementación ofrece claroscuros.
“Tenemos una reforma amplia y de gran calado, que vino a dar muchísimas oportunidades, y todas de manera simultánea. No hay otra reforma en el mundo que haya hecho todo eso, con esa velocidad y profundidad”, destaca.
Hay un desastre en la definición de las funciones y responsabilidades, dice, y se refleja en un desorden en las finanzas públicas.
Aunque hay avances en materia de la recaudación efectiva, los gobiernos de los estados prácticamente no participan en el cobro de impuestos, salvo en casos como el del impuesto sobre las nóminas.
“Tenemos un hoyo fiscal del orden de unos tres o cuatro puntos [porcentuales] del Producto Interno Bruto a nivel de los estados. Si nos bajamos un nivel más, los municipios no cobran impuestos, no cobran el predial, que es el único impuesto patrimonial importante que tenemos en el país y una fuente fundamental para que puedan operar las municipalidades”.
Sin detallar el nombre de aspirantes a las candidaturas, advierte que rumbo a las elecciones presidenciales de 2018 se verá populismo, de derecha como de izquierda, en las campañas electorales.
Sin embargo, es imperativo que exista un debate interno con mucha seriedad en los partidos para tener las mejores propuestas en el proceso electoral: “Contribuiría que los partidos le pusieran más peso y énfasis al debate interno, pero documentado e informado”.
Lo serio debe prevalecer frente a lo trivial, afirma, porque no hay un discurso articulado de ningún partido cuando se requieren propuestas que atiendan las necesidades y la problemática del país.
En el ámbito político hasta ahora el conflicto ha dominado sobre los planteamientos, abunda, lo que impide tener un debate de calidad para abordar temas prioritarios de agenda: “Todo es un conjunto de descalificaciones que lo que han hecho es denigrar el concepto del político. ¿Quiénes son los más desprestigiados en la sociedad? Los partidos y los políticos”, subraya.
“Hay un no debate, porque está llena de ruido y de estática la interacción entre los partidos”.
Sin embargo, el ambiente político se ha visto seriamente afectado por el grado de corrupción que se registra en algunas instancias de gobierno, señala, lo que se traduce en mantener atadas las opciones de un desarrollo más robusto.
“México tiene un problema muy serio de corrupción, que ha minado las instituciones y mientras no se logre superar va a ser difícil que la nación entre en una etapa de bienestar y de crecimiento”, dice.
El país tiene estabilidad financiera, aspecto que el próximo gobierno deberá mantener, luego de que desde hace casi 20 años se han mantenido en niveles favorables la inflación, las tasas de interés y el tipo de cambio, aunque con movimientos explicables.
Sin embargo, pese a esa estabilidad, el consenso apunta a que la economía del país debería crecer a un mayor ritmo a 2%, cuando otros países similares pero que no han aprobado reformas estructurales como México tienen tasas de expansión más altas y su ingreso per cápita ha subido más rápido.
Además, afirma que la tasa de crecimiento de la inversión no es suficiente para consolidarse como un motor de desarrollo económico mexicano y ante ello se debe buscar un esquema que permita potenciar sus flujos.
“Ese tema es una de las grandes incógnitas: ¿qué tienen que hacer el gobierno y la iniciativa privada para aumentar la inversión, que permita reponer el capital que se deprecia todos los años?”, plantea.
Agrega que el modelo federalista está colapsado y no sirve para la realidad actual del país, lo que entorpece la meta de acabar con rezagos. Este desgaste del federalismo es visible sobre todo en educación, salud y finanzas públicas.
Ni en Estados Unidos ni en México se supo leer adecuadamente la serie de acontecimientos que llevaron a Donald Trump a la Casa Blanca, pero su mensaje llegó a un sector de la población cansado de políticas a la vieja usanza.
Como ex embajador de México en Estados Unidos, Reyes Heroles González-Garza explica que pese a la controversia que se generó durante la campaña del magnate por sus afirmaciones contra los mexicanos, así como por sus cuestionamientos sobre el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), lo importante es actuar en favor de mantener la relación bilateral en el largo plazo.
El de Trump es un fenómeno que ha afectado a mexicanos por sus posiciones sobre la relación bilateral, pero cada vez empieza a afectar a más estadounidenses e incluso a ciudadanos de otros países; sin embargo, considera que el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto ha actuado de manera correcta frente a un personaje como Trump.