Si bien nuestra economía ya no está petrolizada como en otras épocas, si lo siguen estando las finanzas públicas, no sólo a nivel federal, sino también estatales y municipales. Los ingresos petroleros han contribuido en los últimos 15 años con cerca de 35% de los ingresos presupuestarios del gobierno. Cabe señalar que con la entrada en vigor de la reforma energética, los ingresos petroleros serán producto de las ventas de bienes y servicios de Pemex y las transferencias del Fondo del Petróleo que recibirá los pagos de derechos por asignaciones de contratos y los ingresos de los mismos, para 2015 el presupuesto dependerá en un 29.5% de estas fuentes.
Lo anterior muestra que no hemos hecho mucho por desligar las finanzas públicas del petróleo, lo que se mantiene como una asignatura pendiente y que nos enfrenta ante un escenario difícil, ante la nueva crisis global que está teniendo y que ha llevado a la abrupta caída de los precios del petróleo. En el caso de la mezcla mexicana de exportación, los precios cayeron de los 117 dólares por barril en marzo de este año, a menos de 50 dólares en diciembre.
Cabe señalar que la actual volatilidad del precio internacional del barril de petróleo no tendrá un efecto significativo en las finanzas públicas de 2014, debido a las coberturas de riesgo adquiridas por el gobierno para, precisamente, protegerse de las fluctuaciones en los precios del crudo. Lo mismo sucederá para los ingresos 2015, ya que se ha asegurado un precio de 76.4 dólares por barril mediante estas coberturas petroleras, lo que tuvo un costo de 773 mdd, o 10 mil 467 mdp. La diferencia (unos 7,944 mdp) para alcanzar los 79 dólares por barril establecidos en la Ley de Ingresos provendrá del Fondo de Estabilización.
En este sentido el mayor efecto del menor precio de venta del petróleo para las finanzas públicas, será al desaparición los excedentes petroleros, y los principales afectados serán los estados y municipios y los fondos para pensiones tanto la pensión universal como las estatales. Cabe recordar que de acuerdo con las nuevas disposiciones de la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria, los excedentes se podrán destinar al fondo de la pensión universal. En el caso de los estados la misma Ley establece que los excedentes deberán ser dirigidos a los fondos de las pensiones estatales, los cuales como ya hemos indicado en otras entregas, son una auténtica bomba de tiempo, que por lo visto seguirá acumulándose.
En el caso de las finanzas estatales, cabe llamar la atención de la alta dependencia que se tiene de las participaciones federales, que también se fondean de los recursos petroleros, no sólo por ser la principal fuente de ingresos para los estados, sino porque representan la principal garantía para el endeudamiento. El creciente endeudamiento de los estados es un problema en potencia, algunas entidades su deuda duplica a las participaciones como son los casos de Coahuila, Chihuahua, Nuevo León y Quintana Roo, lo que es un signo de debilidad, por lo que hace falta una regulación en el tema.
La crisis del petróleo, es un fenómeno de impactos mundiales relacionados con la geopolítica, pero más allá de esos efectos, es necesario ver hacia el interior del país. La dependencia de las finanzas públicas en los recursos petroleros nos avizora para 2015 un escenario difícil. Es vital no sólo cubrirnos ante la volatilidad de los precios, también se requiere reconfigurar los ingresos hacia fuentes fiscales más sostenibles mediante un reforma fiscal que incentive la producción y elimine distorsiones, elevando las bases grabables y eliminando los privilegios y exenciones y que a la vez obligue a un uso eficiente, transparente y responsable de los recursos en todos los niveles de gobierno. Austeridad como principio básico del desempeño público, que elimine excesos, gastos innecesarios y poco productivos. *Presidente de Consultores Internacionales