Lo que comenzó como un regalo para su novio, ahora se ha convertido en un negocio en vías de crecimiento. Desde hace dos años, Maffer Olvera vende cup cakes en el municipio de Querétaro, lo que le ha permitido sacar adelante sus gastos escolares, y para los siguientes dos años ya tiene previsto abrir un local en el centro de la ciudad.

En diciembre de 2011, comenzó a tocar las puertas de los vecinos de las colonias donde vive para ofrecer sus pastelillos, poco a poco se fue dando a conocer dentro de la comunidad y para finales de ese año recibió su primer pedido de 40 piezas.

Maffer comentó, en entrevista, que aún recuerda que era para una fiesta de una niña de tres años.

Actualmente, la emprendedora ha llegado a hornear hasta 100 cup cakes, para lo que ella llama pedidos grandes, porque ella los trabaja sola, desde preparar la masa, hornear y decorar. Todo lo realiza desde su casa, aunque dijo que le paga a sus padres por hacer uso del mobiliario.

Maffer mencionó que tiene proyectado, en dos años más, abrir un local en el centro de Querétaro, ya que consideró que es uno de los lugares con mejor ubicación, ya que hay más gente, y puede dar a conocer sus productos a los turistas que llegan a la entidad, además de que con los internacionales podrá traspasar fronteras.

Aunque le gustaría montarlo en este momento, reconoció que no cuenta con los recursos para hacerlo.

De acuerdo a la cotización que ha hecho, montar el local con el horno y los mostradores le costará alrededor de 50 mil pesos, por lo que a partir de sus ventas, se podría llevar al menos un par de años más para poder establecer formalmente el lugar.

El costo por la elaboración de los pastelitos es de cinco pesos y ella los vende en 15 pesos, comentó; y cuando se trata de pedidos, la gente debe encargar al menos seis, sin embargo todos los lunes y jueves lleva cup cakes a la Facultad de Sicología de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), lugar donde cursa el segundo semestre de dicha carrera.

Dijo que ya la buscan en la escuela, le da gusto que reconozcan su trabajo y que además la gente disfrute al comerlo.

Comentó que sus ventas varían, sobre todo en pedidos, de acuerdo a la temporada. En diciembre es la mejor época del año, ya que con las fiestas navideñas y de año nuevo sus actividades se incrementan.

Prueba y error

Como emprendedora, Maffer Olvera es autodidacta, pues comentó que para preparar los primeros pastelillos tuvo que practicar al menos tres veces para encontrar la receta adecuada. Jamás ha asistido a un curso de repostería o decorado, por lo que todo lo que ha aprendido ha sido en el camino.

Aclaró que se apoya en un amigo chef para mejorar sus recetas.

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