Por Gregorio Vidal
La economía mundial tuvo en 2015 un menor crecimiento al previsto y los datos más recientes indican que la debilidad será mayor en 2016. De 2008 a 2013 las tres principales economías del grupo de los BRICS no resultaron entre las mas afectadas. China mantuvo un alto crecimiento de su economía, Rusia se recupero con fuerza de la recesión de 2009 y creció hasta 2013. En Brasil la recesión fue muy menor continuando el crecimiento.
Sin embargo en los dos años previos los hechos cambiaron y en 2015 se presenta una fuerte recesión en Brasil y en Rusia. En China se tiene un crecimiento del PIB de 6.9%, cifra por debajo de las alcanzadas desde hace varios lustros.
La debilidad en el crecimiento de las economías se mantiene un varios países de Europa y en algunos de ellos, como España, Portugal y Grecia las tasas de desempleo se mantienen sumamente altas. Más grave: no se observa un crecimiento importante en el empleo en los años siguientes para el conjunto de los países de la zona del euro y aún en Italia y en Francia el desempleo es mayor al 10%. El conjunto de países del norte, oeste y sur de Europa tiene en 2015 una tasa de desempleo, según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), de 10.1%, sin que se estimen grandes cambios en los años 2016 y 2017. En conjunto la OIT destaca que en 2016 y 2017 el desempleo seguirá creciendo superando los 200 millones de personas, cantidad mayor a la de 2009, cuando se desarrolló la gran recesión global. Son muchos años con altos niveles de desocupación, un fuerte indicador del crecimiento de la desigualdad social.
Junto al alto número de personas que están desempleadas hay cada vez más que laboran en condiciones vulnerables.
El empleo vulnerable alcanza a más de 1.5 billones de personas, que representan más de 46% del empleo total. En el África Subsahariana es más de 70%.
En México la informalidad laboral, equivalente de un empleo de mala calidad, sin un régimen completo de prestaciones sociales y con bajas remuneraciones, es cercana a 58% de la población ocupada.
Incluso en las economías más desarrolladas avanza el trabajo vulnerable y, en otra dimensión del incremento en la desigualdad social, están en discusión aspectos sustantivos del Estado de bienestar.
Se cobran parcialmente elementos de la seguridad social, se restringen los presupuestos públicos para la salud, la educación. Hay modificaciones en los regí menes de jubilación, incrementando la edad y con ello el tiempo de trabajo para acceder a la misma. También se ha eliminado su carácter universal, estableciendo regímenes personales y privados. Todo sigue sumando a la desigualdad social en aumento que invade todos los espacios de la vida social y destruye la cohesión en las sociedades.
En el ingreso nacional disminuye la participación del mundo del trabajo. Pero en el ámbito del mundo del trabajo hay un reducido grupo de perceptores de grandes ingresos que obtienen cuantiosos recursos.
OXFAM, en su informe publicado recientemente, recupera un dato de la OCDE de 2012: los ingresos de los trabajadores peor remunerados han disminuido, mientras los del 1% de los asalariados que más ganan han aumentado en 20% en las últimas dos décadas.
El crecimiento de las retribuciones de los presidentes de las grandes empresas en Estados Unidos están muchas veces por encima del casi nulo aumento del salario medio en ese país y es mucho mayor que el aumento del índice S&P 500 de la bolsa neoyorquina y por supuesto del incremento del PIB.
Los notables aumentos en los ingresos de los altos ejecutivos han ido acompañados en los últimos 30 años de reducciones de los tipos impositivos marginales sobre las rentas más altas –el tipo máximo en el impuesto sobre la renta – , lo cual según OXFAM, supone un incentivo para el aumento sin límite de los salarios más altos. Otros datos de la altísima concentración del ingreso en el uno por ciento más rico de la población se agregan al inventario de la insultante desigualdad.
Los recursos de los ultramillonarios colocados en los paraísos fiscales (PF) son cuantiosos. En 2014 las colocaciones financieras en PF son casi cuatro veces mayores que en 2001. Según OXFAM, casi un tercio de la fortuna de los africanos más ricos, un total de 500 mil millones de dólares, se encuentra en paraísos fiscales. Ello constituye una inmensa elusión fiscal que es otra de las caras de la desigualdad social. Según el informe sobre la riqueza global en 2015, elaborado por Credit Suisse, el 1% de los hogares más ricos tiene recursos equivalentes al resto de los hogares. Los incrementos de ingresos de años recientes están siendo apropiados por unos cuantos, construyendo un mundo cada vez menos humano.
Departamento de Economía, Universidad Autónoma Metropolitana, unidad Iztapalapa. E-mail: vidal.gregorio@gmail.com