México es un país rico en cultura y tradiciones. Sin duda la vida y la muerte representan un simbolismo que causa admiración, temor e incertidumbre, ya que nadie sabe con certeza cuándo se presentará un fallecimiento en su familia.
En la celebración del “Día de Muertos” en toda la república mexicana, las personas acostumbran festejar a sus difuntos. Por tradición, llevan flores y la que fue la comida favorita de sus difuntos a panteones y en las casas montan una ofrenda para mostrarles que siguen presentes.
Con flores de cempasúchil, veladoras, pan de muerto, fruta, papel picado de varios colores, agua, sal y otros elementos, los mexicanos montan una ofrenda a sus muertos el 1 y 2 de noviembre.
Pero, en una ofrenda, ¿quién no reconoce las famosas calaveras de azúcar? Llenas de colores tienen en la frente grabado el nombre del difunto, y aunque irónico, a las personas que siguen vivas les resulta simpático plasmar su nombre en ellas.
Para Martha Patricia Pastor Gil, dueña de la microempresa Calaveras Paty, una calavera de azúcar es una dulce tradición que embellece altares, por lo que la considera “protagonista de las ofrendas”.
Con la firme idea de seguir conservando las tradiciones 100% mexicanas, hace 14 años nació la empresa de Patricia Pastor en su casa ubicada en Iztapalapa, Distrito Federal, su centro de producción.
Contó que la familia de su esposo fundó la empresa y tras varios años de operación decidió invertir 50 mil pesos para tomar las riendas del negocio, ya que era un ingreso extra en beneficio de la economía familiar.
Dan color a la muerte
En la microempresa trabajan 12 personas, en su mayoría amas de casa sin acceso a un trabajo formal. Pastor Gil reveló que sus empleadas ponen sus horarios, por lo regular unas trabajan en las mañanas y otras las tardes.
“Calaveras Paty brinda trabajo a varios familiares y vecinas que necesitan un empleo fijo para salir adelante”, mencionó.
Con un proceso 100% artesanal el equipo de trabajo fabrica calaveras de azúcar en seis tamaños, siendo el tamaño intermedio el que más se vende.
Al compartir con EL UNIVERSAL el proceso de elaboración de este simbolismo en las ofrendas de los mexicanos, dijo que como primer paso se disuelve un poco de azúcar en agua, después pasa la mezcla al fuego por una hora.
El resultado se vaciará en diferentes moldes de barro, y se sacarán pieza por pieza para secarse por 15 minutos.
Una vez que endurecen se les pondrán los ojos y al final pasan al área de decoración en dónde con varios colores y diseños le darán vida a la muerte.
Pastor compartió que algunas personas prefieren en sus calaveras decoraciones alusivas con Halloween o personajes infantiles de moda, expresó.
La microempresaria admitió que el tiempo aproximado para un vaciado es de hora y media, con una producción de 400 calaveras en seis tamaños diferentes.
Para cubrir todos los pedidos de temporada, Calaveras Paty empieza a elaborarlas desde junio y así, al llegar octubre, terminará su producción.
Actualmente su producto se comercializa en la Central de Abastos y la Merced, Ciudad de México, y con proveedores de Puebla, Monterrey y Guadalajara.
La microempresaria resaltó que Calaveras Paty llegó a Houston, Texas. Su cartera es de ocho clientes y que “un cliente en esta temporada pide 10 mil piezas”.
Los precios de sus calaveras van desde los dos hasta los 160 pesos; el precio final dependerá de la oferta y demanda, ya que como “todos deberán ganar”, dice.
Admitió que en este negocio su competencia está a la vuelta de la esquina, pero su equipo de trabajo pone todas sus cartas sobre la mesa para sacar al mercado diseños novedosos.
Al terminar la temporada del “Día de Muertos”, la empresa elabora paletas en forma de pino y jengibres que se venden en diciembre, también produce para el día del amor y la amistad paletas de caramelo en forma de corazón.
La materia prima que utiliza la empresa para elaborar sus productos es de origen nacional, la mayoría de la cual la adquieren con proveedores en la Central de Abastos, ya que desea apoyar a otras empresas mexicanas.
Patricia expresó que no todo ha sido fácil en estos 14 años , ya que sus ventas disminuyeron por la crisis económica, además de que el aumento de precios en la canasta básica afecta la compra de insumos para su producción.
Aseguró que el precio del azúcar, gas y huevo se encarece mes con mes, lo que provoca que su inversión incremente con el paso de los años.
Actualmente, la microempresaria afirmó que invierte para esta temporada alrededor de 300 mil pesos, una parte de este monto lo adquiere por medio de un préstamo personal bancario, aunque admitió que los intereses que debe cubrir ante la institución son muy elevados.
Dijo que en algunos años las ventas no son lo que esperaba, por ello estandariza sus precios para que las personas sigan comprando sus calaveras para adornar sus ofrendas.
Como planes a futuro, Patricia Pastor desea seguir colaborando para que esta tradición no se pierda entre las nuevas generaciones, ya que sin lugar a dudas debe trascender a través del tiempo.