El secretario de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, Jorge Carlos Ramírez Marín, señaló que hay indicios de que las tres grandes desarrolladoras (Homex, GEO y Urbi) están a punto de alcanzar acuerdos con sus acreedores, lo que les va a permitir regresar al mercado de la construcción.
“No sé de qué tamaño van a volver, pero sin duda van a seguir participando”, anunció en entrevista con EL UNIVERSAL.
El encargado de la nueva política de vivienda consideró que el retorno se estas tres constructoras “es una buena noticia para la industria, porque son firmas grandes, de mucha experiencia, con buenas reservas y van a seguir con una participación muy interesante”.
Ramírez Marín explicó que en el caso de Homex hay información de que está prácticamente lista para empezar a edificar nuevamente vivienda, “más o menos a un ritmo que es como la mitad de lo que hacía antes, pero esto es sumamente positivo”.
Dijo que en el proceso de reacomodo del mercado, puede afirmarse que “ya pasó la etapa de crisis de estas tres desarrolladoras” y que esto hace pensar que se puede mantener un ritmo favorable del sector en los próximos años.
Tenemos vivienderas sanas financieramente; otras que están en proceso de recuperación; nuevas que están tomando parte del mercado que se había perdido; superficie territorial suficiente para construir por 10 años; importantes instrumentos de apoyo; una reacción favorable de la banca; una política de vivienda ya instalada, y al gobierno federal trabajando en la creación de nuevos mercados como la atención a policías, empleados estatales, universitarios o trabajadores de poder adquisitivo más alto.
Hoy, explicó el funcionario, podemos garantizar a los mexicanos estadísticamente mayor cantidad de viviendas y de mejor calidad.
Con todo esto podemos fijarnos como meta reducir 40% el rezago habitacional existente en el país, que actualmente llega a 9.8 millones de viviendas, entre la demanda de casas nuevas y las que requieren adecuaciones, mejoramiento o ampliación, detalló el titular durante la conversación.
¿En dónde nos encontramos en materia de vivienda?
Al final de una transición; de un sector que se adaptó, recogió las nuevas reglas y las comenzó a aplicar de inmediato.
Estamos llegando al final de esa transición y empezaremos a ver este año a empresas constructoras pequeñas y medianas tomar el mercado que están dejando las tres grandes.
Vamos a ver la transición de las tres grandes, dando la cara a su situación financiera muy complicada, pero adaptándose para no quedar fuera del mercado.
Ayer me decían que Homex ya está prácticamente lista para empezar a edificar vivienda, más o menos a un ritmo que es como la mitad de lo que hacía antes, lo cual es sumamente positivo.
Entonces, estamos justo en la parte final de la transición.
¿Esto significa un reacomodo del mercado?
Sí, más bien un reacomodo de la oferta. El mercado todavía está teniendo ajustes, pero la oferta, los desarrolladores, los que hacen casas, se han reacomodado. Hay pequeñas vivienderas que se convirtieron en medianas; medianas con un mejor año, y grandes que tuvieron un excelente 2013.
¿Qué va a pasar con estas tres grandes?
No conocemos al detalle la estrategia que están desempeñando. La mayor parte de ellas han tenido que hacer ajustes importantes en cuanto a número de personal, sucursales, fábricas y otros productos inherentes a la propia empresa, pero están llevando distintas estrategias cada una.
Homex, por ejemplo, contaba con muchos activos que no eran de vivienda; el volumen de casas de GEO le permitió tener un stock suficiente este año para todavía figurar en el mercado, y en el caso de Urbi tiene unas reservas muy bien calificadas que también le permitirían tener solvencia para sufragar, hasta cierto punto, la situación en la que se encuentra.
¿Entonces no podemos esperar que alguna de esas tres pudiera salir del mercado?
Ya pasaron esa etapa de peligro y están en franca negociación que les va a permitir quedarse en el mercado, independientemente de que tamaño, pero van a seguir participando.
Es una buena noticia para el sector, porque son empresas grandes, con buena experiencia, con buenas reservas y que adaptadas a la nueva política de vivienda van a hacer una aportación interesante.
¿Cuánto llegaron a concentrar las tres grandes?
Llegaron hasta el 21%. El año pasado tuvieron 16% y hoy sólo GEO sumó 6%. Homex, GEO y Urbi dejaron de producir el equivalente a 10% de lo que producía la industria en 2013.
Pero otras vivienderas de menor tamaño ocuparon los espacios perdidos. ¿Cuáles son las que dieron el gran salto?
Son empresas que en términos generales eran familiares y han venido creciendo de manera muy sana, lo que es una muy buena noticia: Sadasi, Javer, Ruva, Hogares Unión, Herso, Carbu, VGI y Quma, entre las más importantes.
Ayer, la industria llegó a tener una concentración fuerte; ahora tenemos una industria bastante diversificada y en donde estas empresas tienen holgura en sus pasivos para contratar más deuda para construcción, lo que estructuralmente es una de las principales diferencias en comparación de años anteriores.
Estas empresas tienen reservas que son susceptibles a ser desarrolladoras bajo la nueva política de vivienda y los nuevos perímetros de contención y nos hace creer que vamos a tener un crecimiento sostenido del sector de la vivienda en los próximos seis años sin tanta volatilidad.
En conjunto estas empresas crecieron 6%, pero hubo alzas hasta de 30%. VGI tuvo aumento relevante en lugares como el Bajío, y Herso y Cabu llegaron a niveles de 20%, que no es menor.
¿En términos de oferta qué pueden esperar los mexicanos?
Los nuevos clientes van a recibir, pueden esperar, viviendas mejor ubicadas porque estas tienen más alta calificación; pueden esperar viviendas con más elementos de ecotecnología, sustentables, que equivalen a una casa que va a durar más tiempo; y en general, el objetivo que es que vivamos en ciudades mejor ordenadas.
Estamos hablando de dos o tres indicadores entrelazados; estadísticamente mayor cantidad de viviendas y de mejor calidad. Va a producirse tanta o más vivienda que en años anteriores, pero además va a ser de mayor calidad.
¿Tienen alguna cifra de cuántas viviendas van a construir durante esta administración?
En este este momento fijamos una meta anual, porque el proceso se trazó para adaptar la nueva política de vivienda del sector público y en este caso en 2014 la meta es producir 473 mil viviendas.
Si estableciéramos un promedio más o menos de 500 mil viviendas por año, el gobierno produciría 3 millones de casas en el sexenio, pero no lo decimos así porque esperamos que una vez acomodado el mercado, que la transición concluya, veamos un incremento en el número de viviendas que se puedan construir.
¿Entonces la dinámica del sector pinta bien?
Pinta bien. Se está generando una dinámica muy buena. A los desarrolladores les fue muy bien el año pasado, crecieron 6%, aunque los ojos de la vivienda están concentrados en Urbi, Geo y Homex y en la difundida idea de una crisis del sector.
Es una crisis, claro, porque representa una pérdida de 10% de la capacidad de producción de todo el sector, pero tuvimos un año excelente para los demás.
Si sumas factores podemos observar que tuvimos un buen año de crecimiento (en 2013); que hay instrumentos de apoyo extraordinarios; que la banca está reaccionando (Banorte anunció 36 mil millones de pesos al sector de vivienda que representan más de lo que invirtieron en total los bancos en 2013); tienes una política de vivienda instalada, no hay cambios; y el gobierno está trabajando en la creación de nuevos mercados que abarcan desde policías, empleados estatales, universitarios y trabajadores de poder adquisitivo más alto.
Todo esto va a ayudar a resolver el problema del rezago habitacional. ¿En cuánto podría reducirse el rezago en esta administración?
Tenemos un estimado de reducir ese rezago entre 35 y 40%, aunque lo principal es mantener a flote el sector. Se están haciendo aproximadamente un millón de acciones de vivienda que significa construir casas nuevas, remodelar, ampliar o mejorar otras.
De ese total, aproximadamente, 50% corresponde a vivienda nueva y usada, de manera que si seguimos en esa dinámica es posible reducir el rezago, que actualmente asciende a 9.8 millones de viviendas, en 40%.
¿Hay suficiente tierra para construir las viviendas que requiere el país?
Sin lugar a dudas. Hay suficiente superficie para los próximos 10 años, bien ubicada.
¿En dónde se va construir la nueva vivienda?
La gente va a tener la seguridad de que los fraccionamiento que se están construyendo cumplen con los requisitos que exige la Comisión Nacional de Vivienda y la Sedatu, o sea, ni están en zonas de riesgo ni en lugares lejanos en donde no hay servicios básicos.
Esto significa que no vamos a autorizar fraccionamientos en tierra de nadie, para que después no lleguen los servicios, para que después sus habitantes tarden demasiado en llegar a su casa o trabajo.
Este año no vamos a acercarnos a las ciudades, pero paulatinamente eso irá ocurriendo.
¿Estaríamos en un escenario en donde las tres principales ciudades del país retomarían la dinámica de la urbanización?
Si, sin lugar a dudas. Vamos a firmar un convenio con presidentes municipales que le da mayor intervención a la federación en lugares donde se construirá desarrollos habitacionales, tomando en cuenta que los mayores demandantes son Monterrey, Nuevo León; Estado de México; Cancún, Mérida, León y Querétaro.
¿Mejor vivienda implicará en un momento dado mayor precio?
Puede llegar a significarlo, pero es una proporción que se va a estabilizar, no se va a disparar el precio de la vivienda. No habrá ningún encarecimiento porque la tierra ya está comprada, ya existe.