El precio del pollo está “por las nubes, carísimo”, exclama Raquel Otero, propietaria de la pollería Don Max, que se ubica en la capital del estado.

Los aumentos en este alimento comenzaron con el arranque del año nuevo, pues relata que aproximadamente desde el 6 de enero iniciaron las alzas que rápidamente casi duplicaron el precio al que ella adquiere el pollo.

A punto de que el establecimiento —localizado en la calle Hidalgo, número 118, a una cuadra del Mercado Hidalgo— cumpla 30 años de actividad, Raquel no había vivido un aumento como el que actualmente experimenta esta proteína.

“[El precio del pollo] está por las nubes, carísimo, nosotros aquí ya tenemos 30 años y jamás había estado en este precio, siempre sube en diciembre, ahora no subió, pero justo empezó a subir ahorita de manera descomunal, se supone que no hay pollos, están llegando los pollos muy chiquitos”, explica.

En otras ocasiones en las que suele haber aumentos en el precio, sus proveedores justifican que todo se debe al desabasto que generan enfermedades relacionadas con las aves; sin embargo, en esta ocasión señala que no le han podido dar un argumento que justifique estas alzas.

“Otras veces dicen: hubo alguna enfermedad de los pollos y ahora no, simplemente que no hay pollo. Le hablo de que el precio de un pollo, el kilo de pollo entero, yo lo he comprado en 32, 35, 28, ahorita está en casi 60 pesos el kilo para mí; entonces, imagínese en cuánto se lo tengo que dar yo a la gente”, expuso.

Mientras Raquel comparte las complicaciones que ha traído este incremento, externa su desconcierto, al tratarse de un aumento sin precedente y que sus clientes ya reclaman.

“Y luego la gente piensa que es uno quien lo sube, pero yo no lo puedo estar regalando tampoco, si a mí me lo dan a 58 pesos, no puedo dar a 45 el kilo, está exageradamente caro, he preguntado a mis proveedores y no me dan razón de por qué está subiendo”, puntualiza.

Señala que sus consumidores han resentido las alzas, debido a que anteriormente el kilo de bistec de pechuga de pollo se vendía entre 139 y 149 pesos y actualmente está entre 169 y 175 pesos.

Ha optado por plantear algunas promociones a sus clientes, ofreciéndoles dos kilos de pierna por 100 pesos, debido a que el muslo de pollo se vende a un precio más elevado.

Mientras comparte el impacto que en su negocio ha tenido este incremento en precios, Raquel refiere que sus clientes han externado su inconformidad con el alza, aunado a que han tenido que disminuir la compra de este alimento.

“Tenía ya más de media hora que no entraba ningún cliente, está solo, no hay, aparte de que todos tenemos gastos que hay ahora en enero, renovar las licencias, tenencias, predial, todo eso, entonces yo creo que por eso mismo la gente se está midiendo con los gastos, aparte de que si se llevaban una pechuga en 100 pesos, pues ahorita media pechuga les sale en casi 100 pesos, entonces se llevan lo que pueden, lo que tienen de presupuesto”, enfatiza.

Aunque le preocupa el incremento en el precio del pollo, Raquel reconoce que son diversos alimentos impactados por la inflación, uno de ellos es el huevo, en el cual ella opta por mantenerlo en un precio bajo para incentivar la compra.

En tanto el precio se establece, Raquel y su familia esperan a los clientes, a quienes reciben con algunas promociones que alienten a sus bolsillos.

“Toda la gente me dice que no me estrese, porque sí me estreso, porque todo está subiendo, todo, azúcar, jitomate, aceite, la carne de cerdo, de res, el jabón, todo, todo está por las nubes. (…) Ojalá que baje el pollo, ya no sabemos si pedirle al gobierno o a Dios, a quien sea, pero que baje”, refiere Raquel.

Restauranteros perciben las alzas en el pollo

A unos pasos de la pollería Don Max se encuentra el restaurante Querétaro Rico, en el número 182 de la calle Hidalgo, casi con Ignacio Pérez; la propietaria de este establecimiento, Lilian García relata que hace unos días le tocó padecer el aumento en el precio del pollo.

“Lo que está subiendo mucho es el pollo, ayer fui por mi pedido y ya sé más o menos cuánto es y no me alcanzó, me dicen que no hay pollo y que va a subir. Subió como 15%, de una semana a la otra”, subraya.

Sin embargo, Lilian comparte que ha percibido que los precios de otros productos comienzan a estabilizarse, luego de los efectos de la pandemia.

Ella suele hacer sus compras en la Central de Abasto, donde, señala, los precios se han mantenido sin grandes cambios.

Aunque comenta que las variaciones en precios van y vienen, ella ha optado por mantener los precios de sus platillos; y entonces emplea estrategias como reducir el consumo de cierto producto, en caso de que se haya elevado su precio, tal es el caso del champiñón que en tan sólo unos días su precio pasó de 149 a 180 pesos.

Con 15 años de historia, expresa que Querétaro Rico fue uno de los negocios que se pudo sobreponer a la pandemia y que hoy siguen activos para recibir a sus clientes: “vendemos comida mexicana y todo está muy rico, a muy buenos precios, tenemos precios muy económicos”.

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