El gremio de antros y bares reporta una baja del 35% en sus ventas en 2024, en comparación con las cifras de 2023, tras los hechos violentos de noviembre en Los Cantaritos, señala el presidente de la Asociación de Antros y Bares, Rogelio Garfias.

De acuerdo con el presidente de los establecimientos de entretenimiento, el ataque en el Bar Los Cantaritos, el pasado 9 de noviembre, afectó gravemente el sector en el estado, puesto que las personas han dejado de frecuentar estos lugares por temor a lo sucedido.

Los establecimientos más afectados por esta baja afluencia han sido las discotecas, de acuerdo con Garfias.

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En 2023 se registró una derrama económica de 60 millones de pesos para final de año, únicamente contemplando lo que se generaba en el primer cuadro de la ciudad, justamente la zona, la cual se ha visto más afectada dada la ubicación del ataque registrado en noviembre.

Debido a la baja afluencia y a la disminución temporal del horario de cierre, hubo establecimientos que decidieron cerrar de manera temporal y esperar hasta estas fechas, en las que mantienen la expectativa de recuperarse dada la llegada de turistas y de la temporada de festejos decembrinos.

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Durante este año, cinco establecimientos pertenecientes a la Asociación que han cerrado y la misma cantidad han cerrado temporalmente.

Además, el presidente de la Asociación de Antros y Bares refirió que algunos de los agremiados decidieron cerrar de manera temporal para implementar mayores medidas de seguridad y prevención, con la finalidad de generar confianza y fomentar el regreso de los consumidores. Algunos establecimientos incluso permanecerán cerrados durante la temporada decembrina y abrirán sus puertas hasta enero o febrero.

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Preocupan fiestas clandestinas

Respecto a las fiestas denominadas afters, que generalmente se llevan a cabo de manera clandestina, Rogelio Garfias refirió que se trata de una competencia riesgosa. Estos normalmente son clubes nocturnos o discotecas que abren en la madrugada y la mañana, después del cierre de otros locales. Por su naturaleza, no hay el más mínimo registro ni control de la forma en la que se preparan los alimentos que ahí se ofrecen, ni tampoco sobre las bebidas del lugar.

Asimismo, señaló el riesgo que representa el hecho de que no se vigile la prohibición del acceso de menores de edad.

Algunas de las zonas en las que ya se ha detectado que se llevan a cabo estas fiestas clandestinas es al norte de la capital, en la zona de Juriquilla.

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