Aumentó la pobreza en una de cada tres localidades integradas al programa Pueblos Mágicos durante 2012.
La marca opera desde hace 17 años y agrupa a 121 comunidades, donde habitan 6 millones de personas.
El programa surgió con la intención de contribuir a elevar los niveles de bienestar, empleo y fomentar la inversión en la comunidad, tras estructurar una oferta turística complementaria y diversificada hacía el interior del país, basada en atributos históricos y culturales.
El gobierno federal otorga 5.2 millones de pesos anuales a cada localidad incluida en el programa y, a mediados de este año, sumaba una inversión de 6 mil millones de pesos.
El titular de la Secretaría de Turismo (Sectur), Enrique de la Madrid, ha dicho que el programa Pueblos Mágicos representa una gran herramienta para mitigar la pobreza en México y favorecer el desarrollo de comunidades que encuentran en el turismo su principal fuente de ingresos.
Fue en 2012, al final del sexenio de Felipe Calderón, cuando más localidades se incluyeron al programa, un total de 34 donde entonces habitaban 2 millones 300 mil mexicanos.
Sin embargo, tras recibir el nombramiento, en 11 Pueblos Mágicos se incrementó el nivel de pobreza hacia 2015 y en 23 se redujo, de acuerdo con cifras comparables del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
Después de ser una de las localidades con menor rezago, el poblado coahuilense de Arteaga fue donde más aumentó la pobreza, al pasar de 6 mil 340 habitantes en esta situación en 2010, a 9 mil 39 en 2015, es decir, de 25.3% a 41% de su población.
Conocida como “la ciudad de las jacarandas”, Jiquilpan, en Michoacán, fue la segunda comunidad donde más se incrementó la pobreza luego de formar parte de los Pueblos Mágicos, al pasar de 46.3% a 53.4% entre 2010 y 2015.
Ubicado en el Valle de Toluca, Metepec fue el tercer pueblo donde más subió la pobreza, de 25% a 31.6%.
Otros Pueblos Mágicos donde tras recibir el reconocimiento en 2012 creció la pobreza fueron Yuriria, en Guanajuato; Batopilas, en Chihuahua; Loreto, en Baja California Sur; así como Angangueo y Tacámbaro, ambos en Michoacán; y Cholula, Chignahuapan y Pahuatlán, los tres en Puebla.
El director de la Facultad de Turismo y Gastronomía de la Universidad Anáhuac, Francisco Madrid, ha dicho que el final del sexenio de Calderón se puso en riesgo la marca, pues muchas localidades incorporadas no cumplían requisitos de incorporación.
Hasta 2010 existía un esquema de incorporación al programa más selectivo y cuidadoso, que después se perdió, explicó en su momento.
El programa Pueblos Mágicos establece criterios específicos de incorporación y permanencia, los cuales están publicados en el Diario Oficial de la Federación.
Además de esperar la convocatoria de la Sectur, las comunidades que aspiren a portar la marca deberán acreditar que en la localidad hay un área o unidad administrativa encargada del turismo en la región.
Se requiere tener un directorio de los servicios turísticos en la localidad, un inventario de recursos y atractivos turísticos, al igual que los que pueden ser declarados monumentos históricos, información sobre conectividad, comunicación y cercanía con una ciudad principal, así como un plan de desarrollo turístico municipal.
De los 23 Pueblos Mágicos donde más bajó la pobreza, tras ser incluidos en el programa en 2012, destaca Mapimí, en suelo duranguense, al pasar de 61.6% a 40.5% entre 2010 y 2015.
Le siguió Huichapan, en Hidalgo, donde la población en esta situación bajó de 53.9% a 38.1%; en Viesca, Coahuila, se redujo de 63.2% a 50%.
La administración de Enrique Peña Nieto dio 40 reconocimientos, mientras la de Calderón 54 y la de Fox 27, para sumar 121 Pueblos Mágicos.
El próximo titular de la Sectur, Miguel Torruco, ha dicho que hará una evaluación del programa e, incluso, analiza suspender los nombramientos en el corto plazo.
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