La región de vinos de Querétaro genera una derrama económica anual de 3 mil 700 millones de pesos para 10 de los 18 municipios, y reciben un promedio de 800 mil de turistas que se hospedan en hoteles de la región.
Dicha actividad representa el segundo producto turístico más importante de la entidad, informó el secretario de Turismo, Hugo Burgos García.
Querétaro, dijo, es el primer lugar nacional de producción y exportación de vino espumoso, hecho con el método tradicional.
Querétaro tiene una producción de más de 3.5 millones de botellas de vino al año; en la región se siembran 500 hectáreas con vid, en tanto que las bodegas asentadas en el estado ofrecen al mercado más de 150 etiquetas de alta calidad.
Anualmente en Querétaro se exportan más de 60 mil cajas de nueve litros a Estados Unidos, Asia y Europa, revelan datos de la Secretaría de Turismo estatal.
La región de vinos de Querétaro se encuentra conformada por 38 viñedos y 11 queserías artesanales, que se localizan en los municipios de Ezequiel Montes, San Juan del Río, Tequisquiapan y Cadereyta.
La producción de uva en México asciende a 415.5 miles de toneladas, de las cuales 82.0% corresponde a uva fruta; 15% a uva para la industrialización, y 3% a uva pasa, señala el Consejo Mexicano Vitivinícola.
La producción de uva industrial es la que se utiliza para la elaboración de bebidas: vinos de mesa, jugos y concentrados.
Los principales estados que generan uva industrial son Baja California, Zacatecas, Sonora, Aguascalientes, Coahuila y Querétaro, que en conjunto aportan 97.5% de la producción.
Oportinidad de crecimiento
México es considerado el productor más antiguo de vino en Latinoamérica. De acuerdo al Consejo Mexicano Vitivinícola, la industria vitivinícola aporta cerca de 7 mil empleos directos e indirectos, emplea un poco más de 500 mil jornales, y genera una facturación de poco más de 550 millones de pesos anuales.
Los vinos mexicanos han tenido diversas dificultades para posicionarse y tomar una participación relevante en el mercado interno.
En los últimos años la producción de vino en México es proporcionalmente menor al crecimiento de la demanda, lo que hoy despierta una gran preocupación acerca del futuro de esta industria y, sobre todo, por el riesgo de no aprovechar las oportunidades que existen hoy para impulsar acciones estratégicas de fomento para lograr un mayor crecimiento y desarrollo sostenido de la industria vitivinícola nacional en el mercado interno y en el exterior.
La producción nacional de vino representa únicamente cerca del 30% del total consumido, por lo que el incremento de la demanda se satisface principalmente con un aumento de las importaciones.
Los consumidores mexicanos prefieren el vino tinto a otros tipos de vino. De hecho, las ventas de vino en México se reparten en un 59% de vino tinto, 14% vino blanco y 12% espumoso, y el restante 15% en las demás clasificaciones.