Hace unos meses secuencié mis genes. Es un archivo de texto de 700 megabytes que se ve así:
AGCCCCTCAGGAGTCCGGCCACATGGAAACTCCTCATTCCGGAGGTCAG TCAGATTTACCCTTGAGTTCAAACTTCAGGGTCCAGAGGCTGATAATCTA CTTACCCAAACATAGGGCTCACCTTGGCGTCGCGTCCGGCGGCAAACTA AGAACACGTCGTCTAAATGACTTCTTAAAGTAGAATAGCGTGTTCTCTCCT TCCAGCCTCCGAAAAACTCGGACCAAAGATCAGGCTTGTCCGTTCTTCG.
Cada caracter A, C, G y T representa una molécula orgánica que forma los bloques de construcción de lo que me hace “yo”: mi ADN. Estamos hablando de 3.3 mil millones de pares de nucleótidos organizados en 24 mil genes, aproximadamente. La información de cada ser vivo está codificada de esta manera. Nuestra forma, nuestras capacidades, habilidades, necesidades e incluso predisposición a la enfermedad están determinadas en gran medida por nuestros genes. Imaginemos que por un momento podamos modificar o borrar algunas de dichas secuencias o letras. Editarnos genéticamente. Esa es la historia del CRISPR y, a pesar de que puede sonar a relato de ciencia ficción, hoy se revela como una realidad inminente. Es por ello que cuando el célebre editor y agente literario John Brockman me pidió escribir un ensayo sobre el concepto que yo considerara prioritario para ser divulgado en la actualidad, elegí inmediatamente este —el cual formó parte del libro This Idea Is Brilliant: una compilación de escritos firmados por 200 pensadores internacionales.
CRISPR puede ser la clave del avance que hemos estado esperando durante los últimos 30 años en terapia genética. Esto abrirá el camino hacia un futuro próspero en términos de prevención del envejecimiento, funcionamiento cerebral y salud de las células madre; así como la erradicación del cáncer, la hepatitis B, el VIH o incluso el colesterol alto. El CRISPR nos ha abierto los ojos a la asombrosa complejidad de la célula y, cuando terminemos de desenterrar sus secretos, finalmente nos permitirá comenzar realmente a conquistar tu destino genético. Tu futuro TÚ. Sin embargo, el territorio del CRISPR conlleva de igual manera amenazas inminentes en temas éticos, bio-sociales, genealógicos, económicos y de derechos humanos. En noviembre 25 de 2018, el científico chino Jiankui He comentó que había creado el primer “ser humano CRISPR” —logrado a partir de modificación genética al borrar un gen conocido como CCR5— lo cual dio como resultado el nacimiento de unas gemelas, inmunes genéticamente a contraer VIH y conocidas bajo los seudónimos de Lulu y Nana. Los procesos realizados fueron hechos sin transparencia ni autorización. En enero del presente año, el gobierno chino declaró que Jiankui actuó de manera irresponsable y fue expulsado de su universidad. Nadie puede poner en duda que las investigaciones y experimentos al respecto requieren de mejores y más eficientes regulaciones; sin embargo, tampoco podemos desconocer el futuro que se nos aproxima y la urgencia de contemplar las implicaciones que el “futuro tú” conlleva.
Sin duda, CRISPR es uno de los temas más relevantes de nuestra era y la investigación científica de nuestro país debe estar involucrada. De ello depende que el futuro tú, sea un ganador o un perdedor en “la nueva lotería de la vida”.
Embajador de Buena Voluntad de la UNESCO