Mucho se habla de la necesidad de fomentar la inclusión financiera en nuestro país. Pero ¿qué es y por qué es tan importante? La inclusión financiera es considerada como el acceso (y uso) a servicios financieros formales por parte de las personas y/o empresas.
Entre sus grandes bondades se encuentra la manera en que incentiva el crecimiento económico, a través del mayor acceso de las empresas y los hogares a diversos servicios bancarios y su uso.
Además, para los usuarios financieros finales, la inclusión financiera puede ser de gran utilidad para planear e invertir en su futuro, administrar sus recursos y gestionar sus riesgos financieros.
Desafortunadamente, en México hace falta mucho por avanzar en este sentido.
Sólo para retomar algunos datos, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF) 2018, en el país sólo 47.1% de la población tiene cuenta bancaria o financiera (ahorro), 31.1% tiene acceso a crédito o tarjeta de crédito, 25.4% cuenta con un seguro, y 39.5% tiene una cuenta para el retiro o Afore.
Pero no todo el panorama es negativo, la acelerada transformación digital de los recientes años, pero sobre todo la provocada a raíz de la pandemia, ha traído diversas oportunidades al respecto. Es evidente que la digitalización de servicios puede ayudar a ampliar el alcance, tan sólo hay que considerar el número de usuarios de internet que al último reporte del Inegi asciende a 80.6 millones de personas.
Al 2018, también fuente ENIF, eran 7.9 millones de personas en México las que tenían contratado un servicio de banca móvil, pero sin duda, esta cifra ha incrementado ante el confinamiento debido a la pandemia por Covid-19.
Por lo tanto, si consideramos que por un lado cada vez más personas tienen acceso a internet o cuentan con un teléfono celular (se tiene el dato que hay 62.2 millones de personas con este tipo de dispositivos), y por otro lado, hay muchos esfuerzos que están haciendo las instituciones financieras para acercar servicios financieros cada vez más a la medida de toda esa población que ha estado excluida del sistema financiero formal, o con acceso limitado, se vislumbra un panorama alentador.
Todos estos factores pueden sumarse y entrelazarse de tal manera que impacten positivamente en la inclusión financiera, porque ¿de qué sirve que las personas tengan internet o un celular, o si los servicios financieros se digitalicen, si las personas no tienen una cuenta, o no se diseñan productos adecuados que generen la inclusión?
Tuve la oportunidad de platicar con Cristina Cacho, Chief Revenue Officer de Kueski, una empresa de tecnología financiera cuya propuesta es realmente interesante y que llamó mi atención porque precisamente está enfocada a ayudar en este tema.
Ellos empezaron hace ocho años y desde el inicio su propósito ha sido que, a través de productos disruptivos y basados en tecnología, ayudar a cerrar la brecha de acceso al crédito en México. Su producto principal es el de los préstamos personales en línea. Actualmente están rondando los 600 mil clientes únicos y han depositado más de 3.5 millones de préstamos. Actualmente, sólo operan en México, y son la startup que más préstamos en línea ha depositado a nivel Hispanoamérica
Como una empresa 100% digital tienen grandes ventajas, las personas pueden solicitar los préstamos en línea, sin necesidad de hacer filas y con toda seguridad; basa sus análisis en machine learning, inteligencia artificial, que utiliza para evaluar diferentes variables y otorgarles crédito a las personas.
De acuerdo con la directiva, 52% de sus clientes inician su historial crediticio por primera vez en Kueski. Esa es una gran oportunidad para que las personas puedan hacer uso de instrumentos financieros formales de manera sencilla y segura.
Recientemente este startup lanzó Kueski Pay que tiene que ver más con e-commerce, ya que es un método de pago que ofrece a los usuarios de tiendas en línea la opción de comprar ahora y pagar después, en el plazo que más le convenga a través de un préstamo en línea. Lo mejor, es que no se necesita tener una tarjeta de crédito o débito.
Es de esta manera el acierto que pueden tener los servicios financieros, si de verdad buscan acompañar y ayudar a los usuarios, deben tener flexibilidad y ajustarse a las necesidades de los diferentes sectores de la población. Esto por supuesto debe ir de la mano de un fortalecimiento de la educación en la materia, para que ambas (inclusión y educación) puedan promover un desarrollo más sostenido y con mejores oportunidades para todos.
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Al respecto, estamos aún dentro de la Semana Nacional de Educación Financiera que organiza la Condusef, este año se realiza en modalidad virtual, e inició el 4 y termina el 18 de noviembre. Aún pueden ingresar al sitio de la SNEF para consultar las diversas actividades, conferencias, talleres y juegos para aprender de una gran variedad de tópicos al respecto de nuestras finanzas. Aprovechemos todo ese material y tiempo invertido de 160 instituciones públicas, educativas, privadas y sociales que se unieron para este evento.
lucyquiroga@finanzasentacones.com.mx