“Los hombres libres tienen ideas, los sumisos tienen ideologías”. Teócrito
Nuestro país está pasando por momentos difíciles e impensados, los daños son muchos y de no actuar en consecuencia pudieran volverse irreversibles durante un largo periodo. La sociedad lo percibe y lo sabe, no hay un gobierno democrático aunque lo afirma cada mañana el Ejecutivo Federal. Y como lo hemos comentado en anteriores colaboraciones, la población se ha manifestado y alza la voz para que partidos políticos y gobiernos entiendan y atiendan su expresión, su sentir, su visión y sobre todo, sus necesidades. Sin duda, cada entidad federativa tiene una condición distinta y en las siguientes elecciones serán los buenos liderazgos locales los que la sociedad y sus electores voltearán a ver con mayor aceptación.
El gobierno federal ha manifestado un postura de polarización, no sabe o no le importa cuán peligrosa es, dejan a un lado la política como un proceso que es mediante el cual se busca acceder al poder, ejercerlo y mantenerlo, sin embargo, varios servidores públicos la quieren aprovechar para beneficio personal.
Para poder implementar las políticas públicas que la sociedad necesita, se requiere de consensos y gobernabilidad; que haya un sano diálogo entre gobierno y ciudadanía. Para ello es necesario ver a la política como un medio y no como un fin en sí mismo. El poder es para ejercerlo de manera que beneficie a la gente, a través del consenso y del diálogo plural.
Ahora, insisto, no se requiere de propuestas personalistas, nos encontramos en una época en la que la cooperación es más importante que nunca. Es posible está dinámica de integración de diversos partidos políticos y la sociedad, como la mejor vía para lograr el cambio que se busca para nuestro país: la construcción de una nueva mayoría en torno a las instituciones.
Diversas organizaciones sociales, tomando en cuenta lo anterior han propuesto a diversos partidos y a los ciudadanos “construir una nueva mayoría que impida que se destruya nuestra incipiente democracia y que permita consolidar las bases de un modelo político plural que sea capaz de enriquecerse a partir de la diferencia”.
La constitución de las alianzas es ir más allá de derechas o izquierda, de “vencer a Morena”, de lo que se trata es de recuperar los equilibrios institucionales, de convertirse en alternativa. Ir separados implica una gran probabilidad de que este movimiento y sus aliados ganen las elecciones del año que viene. Disminuidos, como están, además de divididos, los partidos políticos no tenían probabilidad de llevarse la mayoría de distritos, gubernaturas y presidencias municipales.
Esto pone en riesgo la democracia, la concentración de poder no ha dado respuestas a la sociedad. Los indicadores en materia económica, de salud y de seguridad han empeorado de manera drástica.
El futuro de la democracia se puede salvar, debe haber voluntad política y altura de miras para construir una alianza que impulse y permita volver a ser un país de instituciones sólidas, libre, con división de poderes y donde se respeten los derechos humanos.
Se requiere sumar voluntades, generar y asumir acuerdos. La política la hacen las personas no las siglas, ni los colores ni los partidos. Hay que escuchar, analizar, proponer y llegar a consensos para encontrar una fuerza común, que en unidad nos permita defender a Querétaro a través de un proyecto que dé cabida a todas y todos, pero principalmente a las ciudadanas y ciudadanos.
En nuestro estado es posible la conformación de una alianza y candidaturas comunes con la sociedad y otras fuerzas políticas, motivadas por la exigencia de la sociedad organizada y sectores productivos para hacer frente a la falsa transformación del país.