¿Cómo nos fue en este 2022 en temas políticos? Fue un año interesante desde todas las aristas posibles. La cuesta de enero nos consumió la atención a todos, de tal manera que la política seguía descansando de las fiestas. Pero para febrero, recuperó las fuerzas y le dio un golpe durísimo a nuestro Presidente actual. Reportó El Economista que la aprobación de Andrés Manuel López Obrador disminuyó en un 61%.

Leyó usted bien, en un 61%. De acuerdo con la tabla generada por el diario, la aprobación que mayoritariamente se recargaba en quienes votaron por él y campesinos, se redujo en un 2.3 y 3.4%, respectivamente. Ojalá haya pasado un bonito San Valentín con menos chocolates y rosas esta vez.

Para marzo y abril, recordamos bien la visita de Adán Augusto López, secretario de Gobernación, en una suerte de mitin organizado por Morena. ¿No lo recuerdan? ¡Ah, claro! Es que se cayó el evento. A pesar de contar con la presencia de (ex) senadores como Gilberto Herrera y Rabindranath Salazar, quien es por cierto coordinador general de política y gobierno del Gobierno de la República actualmente. Nuestro secretario de Gobernación había hecho el compromiso de asistir y brilló por su ausencia. ¿Se le adelantó el April Fools a los integrantes de Morena?

Mayo y junio fueron meses interesantes. Sobre todo en términos de campaña política en Aguascalientes, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo y Tamaulipas.

Lástima que se le dio tanto apoyo a la ex candidata por Morena a la gubernatura de Aguascalientes desde Querétaro, pero al parecer la gubernatura no estaba en el destino de Nora Ruvalcaba. ¿Sabemos que hicieron hasta lo imposible para ganar? Lo sabemos. A Julio Menchaca, a diferencia de su compañera Nora, no le fue tan mal. No debió ser difícil dejar la senaduría por perseguir la gubernatura, pero, la cuota de género cobrará intereses próximamente.

Julio y agosto fueron meses relativamente tranquilos, pero septiembre, mes patrio, escuchamos un super concierto de los Tigres del Norte desde el Zócalo de la Ciudad de México. Vaya entretenimiento, y vaya grito también del Presidente, en el que reafirmó su enemistad con los conservadores. Y toda la diversión cantando a todo pulmón que ya está cerrada con tres candados, se diluyó en octubre por las revelaciones del hackeo masivo a la Sedena por el grupo Guacamaya Leaks. Vaya que ya está remachada esa puerta, pero no la de la canción, sino la de la confianza con la ciudadanía al descubrir que no existen derechos humanos en este país. Ya habíamos hecho la cuenta de a cuántos piolines equivale la cantidad de información extraída. ¿Recuerda usted? Donde se hallaba espionaje a grupos feministas, grupos anarquistas y contacto con el crimen organizado, además de todos los abusos dentro del ejército y las denuncias silenciadas.

Pero no se preocupe, viene nuestro secretario de Gobernación al rescate. No precisamente de los derechos humanos, sino del ejercicio electoral, porque se tomó la molestia de acudir a todos y cada uno de los congresos locales a tratar de convencerles de votar a favor de la reforma electoral.

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