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Con una representación del juego de pelota ancestral, se conmemoró la inauguración de la segunda fase del Paisaje Lingüístico Otomí, que mediante pinturas a gran escala, con los elementos a modo gráfico, acompañados del nombre en Hñäñho y en español, se pretende conservar las raíces indígenas.
La primera etapa del Paisaje Lingüístico Otomí fue develado en mayo pasado, en el que se destacó —por primera ocasión— la intención de combatir el racismo a favor de la conservación de las raíces indígenas.
En la primera entrega se contó con seis lonas con fotografías y mensajes en esa lengua, que están montados alrededor del edificio del CECEQ, mientras que en esta ocasión se presentaron 200 metros cuadrados de muro.
El gran mural titulado Madre Luna fue llevado a cabo por la pintora queretana Fernanda Arias, junto con Atole Parra y Riper; la gran pintura presenta un fondo en color azul, del que resaltan las figuras de algunas plantas y su nombre en español —arriba— denotando en la parte inferior la traducción en Hñäñho, tal como nopal, xätä.
Por su parte, el profesor e investigador de la Facultad de Filosofía de la UAQ, Ewald Hekking señaló que el objetivo del mural es familiarizar y sensibilizar a los queretanos con respecto a la lengua y cultura otomí.
La representación del juego de pelota contó con la participación de dos equipos divididos en color azul y rojo, quienes utilizando palos de madera golpeaban la pelota que ardía en llamas y sirvió precisamente para destacar el orgullo de nuestros antepasados, que hoy es preservado a través de lenguas indígenas, que deben protegerse con la finalidad de evitar su extinción.