Su nombre no es María, como se le conoce comúnmente a todas las indígenas mexicanas, sino Sabina, mujer otomí que siendo estudiante de primaria fue discriminada por hablar su lengua, y ahora sus hijas, Elena y María Martha, son las protagonistas del cortometraje Marías, producción realizada por Yosoyoho para exhibir el bullying que padecen desde la infancia las mujeres otomíes, por el hecho de ser mujeres, indígenas y pobres.
“Cuando yo andaba en la escuela me discriminaron porque hablaba el otomí, unos que sí hablaban español, y decían: Esa muchacha habla raro, como que habla otomí. Me decían así, pero yo no hacía caso”, platica a EL UNIVERSAL Querétaro Sabina Ventura Blas, originaria de El Rincón de San Ildefonso, Amealco.
Aprendió a hablar otomí en casa, ahora ella trata de enseñarle a sus pequeñas hijas la lengua, pero las niñas no quieren aprender.
—¿Por qué no quieren aprender—. María Martha, de nueve años de edad, y Elena, de apenas seis años, levantan los hombros, respondiendo con eso: No sé.
“Sí les hablo en otomí, pero casi no quieren aprender; les digo a veces que aprendan porque si un día les preguntan no van a saber qué decir, y hay unos maestros que sí los ponen a aprender el Himno Nacional en otomí y luego ellos no saben nada”, explica Sabina, quien aparece por unos segundos en Marías.
Triple discrminación.
Retomando casos reales de discriminación, Marías presenta la historia de Valentina, quien ha vivido bullying desde su infancia. María Martha y Elena Francisco Ventura, interpretan a la protagonista en su etapa infantil, y Delfina López Luna, de San Pedro Tolimán, representa a la joven Valentina cuando migra del pueblo a la ciudad, ingresa a la universidad y comienza a trabajar.
El antropólogo Román Sauza, fundador de Yosoyoho y autor de la historia de Marías, explica que las mujeres son presa fácil de bullying y sufren triple discriminación por ser mujeres, indígenas y pobres.
“En el salón de clases la mujer es la presa más fácil para el depredador, por esta razón surge la necesidad de crear un proyecto audiovisual al que nombramos irónicamente Marías, un término ocupado desde los años sesentas de manera equívoca, errónea, haciendo alusión a la India María; cuando nosotros decimos Marías hay toda una connotación negativa respecto al uso de este nombre que es tan bonito, pero que a la vez es tan despectivo”, explica.
Las causas del bullying, dice el antropólogo, se repiten constantemente en varias culturas indígenas, siendo la mujer la principal víctima.
“Traté de adaptar la historia a partir de empezar a recolectar diferentes noticias locales y nacionales, y me doy cuenta que en los periódicos la mujer indígena está en primera plana, no es el hombre indígena, es la mujer, y las causas y consecuencias sobre el bullying se repiten, es decir que hoy nuestra protagonista podría ser una mujer tzotzil, una mujer maya, una mujer otomí, y sería la misma experiencia que han estado viviendo todos estos años”, agrega.
No es cuento, es real.
En la dirección y producción del corto participaron Margarita Sánchez, Melissa H. Granados y Yolanda Alonso, egresadas de la UAQ.
El trabajar con niños de Amealco les reveló que la problemática de la violencia escolar no es cosa de cuentos o una historia armada para filmar. Es un hecho totalmente real.
“Es una problemática que nos está afectando a todos como mexicanos, no solamente a las comunidades indígenas sino a nosotros también (…) Es responsabilidad de cada uno de nosotros esto que está pasando, no solamente para nuestras mujeres indígenas, sino para los niños que también están viviendo situaciones muy difíciles. (…) Durante la grabación nos encontrábamos con comentarios de: ‘Esto es lo que vivo a diario’. Y te quedas pensando que no es una historia o cuento, ellos lo viven a diario, lo viven en carne y hueso, esas caritas de tristeza que se ven en el corto no fue actuación”, revela Yolanda Alonso.
Marías se presentó en el CEART de Santa Rosa de Viterbo, con la presencia de los niños y adultos de Amealco que participaron en el proyecto. El corto se podrá apreciar en las redes sociales de Yosoyoho.