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Con el nombre de La eterna búsqueda, Restituto Rodríguez presenta en el Centro de las Artes (CEART) de Santa Rosa de Viterbo una selección de su obra surrealista y varios retratos en una técnica que él mismo llama “pintar chueco”. El decano de los pintores queretanos dice que su eterna búsqueda es pintar a diario. “Si no pinto me muero”, confiesa frente a su autorretrato.
Restituto Rodríguez es originario de San Juan del Río. En su vida el teatro y la poesía han sido indispensables, pero su mayor pasión es la pintura. Y cuando no tiene un pincel en las manos tiene un libro, el género policiaco es su favorito.
Araceli Ardón compiladora de Restituto Rodríguez, Surrealista, libro que se presentó en la edición 38 de la Feria Internacional del Libro de Palacio de Minería, describe al surrealista sanjuanense como todo un personaje, “una leyenda en su propio tiempo, algo verdaderamente merecido, por todo el legado que nos está dejando a nosotros y a las futuras generaciones”.
En La eterna búsqueda, exposición que permanecerá en el CEART hasta el 25 de marzo, reúne las piezas “más entrañables” de Restituto, expresa Ardón, columnista de esta casa editorial.
“Aprovechando que se trataba de una retrospectiva, me permití traer obra que no es surrealista precisamente, yo estoy encasillado como pintor surrealista, pero van a encontrar retratos y cosas que no tienen nada que ver con el surrealismo, que son las cosas que hago en mis ratos de ocio, en ratos muy especiales de mi vida y las quise exponer para que mi público, mis amigos, mis alumnos, que me han seguido a través de más de 20 años, siquiera que por una vez vean algo distinto”, explica el propio pintor.
En una brevísima charla con EL UNIVERSAL Querétaro, y con la promesa de hacer una entrevista más extensa en su casa de San Juan del Río, Restituto platica de algunos detalles de su exposición, con esa simpatía que lo caracteriza.
¿Cuál es la eterna búsqueda de Restituto Rodríguez?
—Cuando se me seca el cerebro, que no encuentro qué asunto abordar en un cuadro surrealista, yo sigo pintando, porque si no pinto me muero, entonces busco nuevas formas o hago retrato, se me facilita el retrato, no me dediqué a retratista porque no me gusta que me impongan: ‘Quiero un vestido verde o quiero el vestido negro’. A mí déjenme, si les pongo un perico en el hombro se quedan con el perico, si no me dan esa libertad no hago el retrato. Generalmente sólo retrato amigos, cuates que aguanten lo que les voy a pintar.
¿Y ninguno le ha reclamado?
—No, se quedan muy contentos con sus cuadros.
Cuando hizo su autorretrato, ¿se reclamó usted algo?
—Como no, todo lo chueco que quedé. Lo peor es que sí me parezco. Me dicen los amigos que llegan a la casa por primera vez: Oye, que buen retrato te hiciste. Y yo, ¿sí? Todo chueco.
¿Es el único autorretrato que tiene?
—Tenía otro muy bueno que hice con una técnica de chapopote, pero un coleccionista que ya había apartado tres piezas, lo llevé a la casa para que viera otros cuadros que ahí tenía, vio el autorretrato, muy pequeñito y realista completamente y me dice: dejo todo aquello y me llevo éste. Pero, ¿para qué me quiere a mí? Me gusta ese retrato, dijo. Y yo dije pues lléveselo. De que algún día se pierda o se desaparezca, pues mejor saber que lo tiene uno de mis coleccionistas.
¿Ese cuadro (Autorretrato, 2006), en dónde lo tiene?
—Lo tengo en mi comedor y me lo traje para exponerlo.
De La eterna búsqueda, ¿tiene un cuadro favorito?
—Sí, este (Retrato de joven, 2012). Es una niña de San Juan, lo que antes llamaban hippie. Me gustaba verla así, con su piercing, como ella andaba por la calle y le dije: ¿Me posas? Sí, como no. Y llegó bañada y muy arreglada y le dije: No, te quería pintar como andas todos los días. Entonces le hice un retrato tal como llegó ese día, pero un día que traía ese gorrito le dije, pósame así y me posó con el gorrito y este cuadro me encanta.
¿Ahorita en qué está trabajando?
—Haciendo lo mismo, mi surrealismo, pero me he dado cuenta que me quedan mejor los formatos pequeños que los grandes, entonces estoy haciendo, pudiéramos decir que son miniaturas, porque las caritas de los personajes son de centímetro y medio, no llegan a dos centímetros, a punta de pincel lo estoy haciendo y me están quedando bien.