La experta restauradora mexicana Isabel Medina analizará el estado de conservación de las esferas de piedra precolombinas de Diquís (Costa Rica), declaradas en 2014 como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, informó hoy una fuente oficial.

Medina es doctora en Arqueología con especialidad en Patrimonio Cultural y Museos, y será la encargada de dirigir los trabajos de conservación, junto con su asistente, la restauradora Valeria Villalbazo, ambas del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México.

Las dos especialistas serán acompañadas por funcionarios del Museo Nacional de Costa Rica, como el restaurador Alfredo Duncan y los arqueólogos Javier Fallas, Adrián Badilla y Francisco Corrales, explicó en un comunicado el Ministerio de Culturacostarricense.

Las esferas están en cuatro sitios arqueológicos Finca 6, Batambal, El Silencio y Grijalba-2, ubicados en el Delta del Diquís, en la localidad de Osa, en la provincia de Puntarenas (Pacífico sur).

Los estudios que se realizan tienen como objetivodiagnosticar el estado de la parte expuesta de cinco esferas enterradas en Finca 6 y el análisis de la superficie total de la esfera más grande registrada en el país, ubicada en sitio arqueológico El Silencio, en el cual dedicarán al menos 20 días a la investigación.

Las pruebas y los datos a recolectar y analizar son vitales para la conservación y restauración futura de las esferas, etapa que se espera implementar a partir del 2019.

Durante la visita, los especialistas detallarán aspectos relacionados a los objetivos del 2018, así como brindar detalles de las pruebas, equipo y los avances de resultados del año 2017.

En el año 2014 la Unesco declaró como patrimonio cultural de la humanidad las esferas de piedra precolombinas, únicas en el mundo y elaboradas por el pueblo indígena con fines astronómicos, sociales y artísticos.

La peculiaridad de las esferas radica en la perfección de sus formas, así como la gran cantidad, el tamaño y la densidad de las mismas. Existen esferas de 0,7 y 2,57 metros de diámetro cuya fabricación, utilización y significación siguen constituyendo en parte un misterio.

Los cuatro sitios arqueológicos son representativos de las culturas cacicales precolombinas que tuvieron su apogeo entre los años 300 y 1.500 d.C.

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