Una de las festividades más grandes de México y de América es el 12 de diciembre, día de la Virgen de Guadalupe.
De acuerdo con la etnóloga Amparo Rincón Pérez, jefa de Arte Popular de la Dirección General de Culturas Populares, Indígenas y Urbanas (DGCPIU) de la Secretaría de Cultura, indicó: "La imagen de la Virgen de Guadalupe vino a cohesionar y a reforzar dos cultos: por un lado, estaba la luna, y por otro, el cerro, visto como un espacio geográfico donde se reflejaba la vida en sí" y agregó que por su ubicación en un lugar alto eran motivo de culto, asociados con las pirámides.
A través de un comunicado de la Secretaría de Cultura se detalla que esa es la razón porque la Guadalupana es representada sobre la luna y en estampas sobre serpientes, símbolo que hace referencia a la Coatlicue.
De acuerdo con la tradición, la Virgen tuvo su primera aparición en 1531 en el Cerro del Tepeyac, ya en el Virreinato de la Nueva España. Juan Diego Cuauhtlatoatzin fue un indígena chichimeca que vio a la Guadalupana y acudió con el primer obispo de la diócesis de México, Fray Juan de Zumárraga, para revelar la imagen milagrosa al descargas las rosas enviadas para erigir a María un templo en ese lugar.
El culto se asoció con el de Tonantzin, por lo que el Tepeyac ya era un lugar sagrado para los pobladores.
Para la antropóloga Estela Vega Deloya, la fiesta del 12 de diciembre "tiene más que ver con la reelaboración simbólica de la cosmovisión de nuestros pueblos originarios y con nuestro paisaje ritual de la Ciudad de México, o cuenca de México, donde se da la adoración de los cerros como principio básico del sistema cultural de la milpa”.