Desde que Donald Trump asumió la presidencia de Estados Unidos, el performancero Guillermo Gómez-Peña (Ciudad de México, 1955) y su agrupación La Pocha Nostra han sido considerados por publicaciones de arte entre los creadores imprescindibles a seguir en la “Era Trump”.
Por décadas, este artista, escritor y activista mexicano que emigró a Estados Unidos a finales de los años 70 ha cuestionado con su trabajo las políticas antimigratorias de aquel país, la violencia, los miedos y estereotipos que fomentan el rechazo a los otros.
A principios de este año, su agrupación asentada en San Francisco publicó un Nuevo Manifiesto, como una respuesta a la situación que se vive en EU. Ahora, además de acciones en protesta, alistan un tour en los estados republicanos que apoyaron a Trump para dar talleres a comunidades en riesgo, como migrantes mexicanos, homosexuales y jóvenes musulmanes.
En su Nuevo Manifiesto “Pos-Democrático” 2017 dice que La Pocha Nostra necesita reinventarse para mantenerse en los temas actuales. ¿Cuál debe ser el papel del artista ante los problemas de su tiempo?
Cuando pienso en el rol del arte o el artista, yo le diría a los lectores (o a mi audiencia): “elige una de las siguientes opciones”: a) Contestarle al poder, b) Iluminar los rincones oscuros de la condición humana; c) Luchar contra nuestros demonios internos; d) Luchar contra los demonios culturales y sociales; e) Apoyar a los artistas jóvenes a través de la pedagogía del performance; y f) Medir la temperatura de la democracia.
El performance es una forma de democracia radical. Es una democracia burda e imperfecta pero funciona muy bien. Los artistas dedicados al performance estamos constantemente poniendo a prueba los límites y las posibilidades de la mentada “democracia”. Por ejemplo, en nombre del arte, hay quienes se crucificaron como una forma de protesta; otros crearon falsas corporaciones para denunciar la injusticia medioambiental e imprimieron billetes poéticos y pasaportes conceptuales para inventarse sus propios países. En nombre del arte y la literatura, la gente inventa lenguajes misteriosos, religiones, comunidades y arquitecturas imaginarias pero más conectadas a nuestras necesidades y aspiraciones humanas.
Los artistas y los escritores han concebido universos paralelos utópicos. En este sentido, la auténtica democracia únicamente puede existir en la imaginación del arte y la literatura.
Yo tengo dos pasaportes oficiales: El mexicano y el gringo; y también poseo cinco pasaportes conceptuales hechos por mi cuenta. Mi favorito es el que uso para entrar al país de la Imagi/nación. En ese país no existe la migra.
El artista debe mantener vivas las palabras “libertad” y “creatividad” en un momento histórico en el que estas palabras vacuas han sido secuestradas, expropiadas por políticos corruptos e ineptos como Trump, y por el lenguaje imbécil de la publicidad y la cultura pop.
El texto del Nuevo Manifiesto indica que es para una era “Post-democrática”. ¿Ha dejado de ser Estados Unidos una democracia?
No realmente. Lo repito: La única democracia que yo conozco existe en el arte subversivo y en la literatura.
¿Qué nos dice sobre la sociedad norteamericana el triunfo de Donald Trump?
Para responder a esta pregunta quisiera retroceder a los días de la democracia “cool” de Obama. ¿Recuerdan cuando surgieron los nuevos movimientos anarquistas, organizados vía iPhone y Twitter? Fue un momento de mucha esperanza. Pero seis meses después, el movimiento “Occupy” fue relegado a la página 12 del New York Times y al día siguiente desapareció por completo. Luego, los autócratas musulmanes más radicales reemplazaron a los autócratas civiles en el norte de África, la derecha española ganó las elecciones presidenciales; y los partidos ultra-separatistas del “Frente Nacional” comenzaron a ganar impulso en toda Europa... What the pinche fuck?!
Como si esto no fuera suficiente, Julian Assange fue recluido en la Embajada de Ecuador en Londres, mientras Edward Snowden empezó a ser protegido por los rusos. Es como leer una novela de Ian Fleming… y, por supuesto, el PRI en México regresó al poder…
¿Estamos votando con nostalgia por regímenes autoritarios, estados policiales y la corrupción desenfrenada? Hoy en día parece que la “esperanza” sólo puede durar unos cuantos meses, medio año máximo. ¿La esperanza efímera es nuestra nueva condición? Pero después de todo esto, no teníamos la menor pinche idea de la tormenta que se avecinaba: el mentado Trump Efect. Apocalipsis total 3.0.
Finalmente ya me cayó el veinte: Trump es en realidad un artista de performance de la extrema derecha, cuyo objetivo es interpretar una caricatura del peor estereotipo del gringo: un bravucón, misógino, racista; el Ugly American de los años 50... El gringo pendejo que invade y bombardea todos los países. Es un performance brillante.
¿Qué opina de la respuesta del gobierno mexicano frente a Trump?
Peña Nieto ha sido muy reservado, casi cobarde en su actitud hacia Trump. Si la ciudadanía, los intelectuales y la prensa no lo hubieran regañado por no ser más firme en su posición ante la construcción del (ficticio) muro, él no hubiera cambiado. Creo que ya se está poniendo la pila. Ojalá y pronto los senadores mexicanos voten por considerar a Trump como persona non grata. También deberían de aplicarle la “política de retribución” que Lula inauguró hace más de 10 años en Brasil: por cada mexicano que deportes, nosotros deportamos un gringo de San Miguel Allende (Bromea).
¿Qué proyectos tiene La Pocha para enfrentar la “Era Trump”?
Tenemos docenas de proyectos macabros contra Trump. Sólo para nombrar algunos: Inspirados por el Papa, estamos lavándole los pies ritualmente a los migrantes y los refugiados recién llegados a EU para recibirlos como se debe, en casa.
Balitrónica de La Pocha Nostra está lavándole los pies a los racistas y supremacistas blancos usando una bandera americana bañada en sangre, en lugar de agua. En dos meses estrenaremos esta acción en Finlandia, uno de los países más racistas de Europa.
Balitrónica también planea otra acción macabra: darse baños de petróleo crudo en público “para purgar los pecados del gobierno de Trump”. Esas acciones performáticas son muy radicales, pero también muy divertidas. Así es la praxis estética de La Pocha Nostra.
Estamos planeado otra acción de corte flash mob: Pronto, le pediremos por Facebook a 100 “progresistas” anglosajones que se vistan como sleepy mexicans (con el rostro cubierto por sombreros enormes; sus cuerpos envueltos en sarapes coloridos). Les pediremos que lleven carteles que digan: “Esperando pacientemente a ser deportados”: El plan es que se presenten en el edificio del Ayuntamiento de San Francisco (donde los políticos se reúnen para discutir asuntos de inmigración) y lo rodeen. Cuando los policías lleguen a arrestarlos, tendrán una gran sorpresa: Encontrarán que bajo el sombrero y detrás del estereotipo del mexicano no hay más que hombres y mujeres altos, rubios y de ojos azules. ¿Acaso van a deportarlos?
El subtexto para estas “acciones públicas” es que como huérfanos de dos estados-nación, no tenemos gobierno que defender ni bandera que blandir. Sólo nos tenemos los unos a otros, a través de la frontera; y, claro, el arte es nuestra salvación.
¿Vendrá pronto a México?
Mi próximo proyecto será a finales de marzo en la Casa del Lago como parte de la serie “Poesía en Voz Alta.” Estaré improvisando con el DJ Ricardiaco. Será un jam en vivo, en el que se mezclarán el spoken word con la música electrónica y el noise.
El Museo de Arte Moderno está planeando una “retrospectiva” de mi obra para noviembre. La idea me hace sentir más ruco, pero estoy muy emocionado. Será una exposición muy original; un popurrí de mis multidisciplinarias prácticas artísticas. Se exhibirán fotos en gran formato, video instalaciones, recreaciones de algunos de mis performances clásicos de los 90, arte sonoro, muestras de mis archivos vivientes. Tendremos muchos grafitis y mi parte favorita: en cada baño del museo, habrá bocinas transmitiendo mi poesía en spanglish, mientras la gente esté cagando.