Cuba Stone es el título del tercer libro donde el nombre de Joselo Rangel viene impreso.
A diferencia de CRócknicas marcianas (2011) y One hit wonder (2015), que son compilaciones de textos de su autoría en su totalidad, en su más reciente trabajo literario (aunque está en proceso su primera novela corta), el guitarrista de Café Tacvba participa como co autor junto al periodista argentino Javier Sinay y al escritor y periodista peruano Jeremías Gamboa, en un experimento que consistió en retratar tres miradas distintas de un suceso que para Joselo, “generó mucho más expectativa de lo que en realidad fue”: la primera vez que los legendarios The Rolling Stones dieron un concierto en La Habana, Cuba, el 25 de marzo de 2016, mismo año que fue publicado.
Momento en el que además de disfrutar a sus “Satánicas majestades” y escribir una crónica del momento histórico para el país caribeño, José Alfredo Rangel Arroyo pudo darse cuenta de que el rock dejó de ser un género incómodo, molesto, que ya no irrita a las consciencias como sucedía varias décadas atrás, un rol que ahora adoptó el tan polémico reggaetón.
“Las tres visiones se complementaron muy bien, cada uno escribió algo muy distinto, la mía es la versión juguetona y retrata sólo el concierto en sí, hay otra más política y una que tiene mucho trabajo de campo, no tanto el concierto, sino el entorno de días y horas previas”, platicó.
Joselo llegó a las dos de la tarde con un amigo a la Ciudad Deportiva de La Habana para esperar la hora del recital de los músicos británicos, pero se percató que los cubanos llegaron casi cuando iba a empezar. “Algunos vieron las primeras canciones y se fueron, es lo que me tocó ver en mi entorno, además pensé que al ser un concierto gratuito, la seguridad nos iba a revisar minuciosamente, pero no, por lo que le pregunté a un cubano la razón, y me dijo que era porque se trataba de un concierto de rock, si fuera un concierto de reggaetón, la situación habría sido distinta y la seguridad hubiese sido mucho mayor”.
“Ahorita a los cubanos lo que les interesa es el reggaetón, el cubatón le dicen; en el concierto esperaban un millón de personas, pero asistieron unas 400 mil entre ellos, muchos extranjero.
Por eso ahora me cuestiono mucho que el reggaetón resulta ser una música que molesta más que el rock, ya la gente no se molesta con el rock, si te sale un hijo rockero ya se toma muy normal, en cambio, si te sale un hijo reggaetonero sí puede ser molesto”, dijo.
Antes de ser músico, Joselo Rangel ya había sido atrapado por la lectura y por consiguiente, por el arte de escribir. Un hombre que ahora, a sus 50 años, aprovecha cada vez que lo invitan a encuentros culturales donde comparte sus textos y charlas temáticas —como la más reciente edición del Hay Festival en Querétaro— para convertirse en “un groupie literario”.
El guitarrista llegó al estado desde el jueves y pasó todo el fin de semana de festín cultural, pues aunque sus eventos fueron únicamente el viernes, él, confesó, ya traía bien definido todo lo que haría dentro del festival literario internacional de Querétaro, pues con antelación se programó para asistir a las charlas o eventos que llamaron su atención.
“Son otros tiempos, otras dinámicas que no se parecen en nada (a estar de gira con Café Tacvba), el poder caminar y andar por las calles de la ciudad, ir a eventos, platicar con personas que admiras.
“Soy como una especie de groupie literario, traía anotado a quién iba ir a ver, incluidos el concierto de James Rodhes que estuvo buenísimo, Carlos Velázquez, Antonio Ortuño, la plática de Kureishi con Guillermo Arriaga, César Aira, y es sobre todo lo que he leído y admiro, pero a lo mejor está bien también abrirse a autores nuevos, a ver qué sorpresa aparece por ahí”, comentó en entrevista exclusiva con EL UNIVERSAL Querétaro.
Es la segunda vez que Joselo fue invitado a ser parte del Hay Festival, aunque la primera ocasión fue cuando participó en Arequipa, Perú, en 2016, a propósito de la publicación de su segunda antología de relatos One hit wonder.
“Habíamos ido con Tacvba a tocar antes, pero no había tenido la oportunidad de conocer la ciudad y es lo mismo que me pasó ahora con Querétaro, ya habíamos venido varias veces a tocar, la más reciente hace poco en los conciertos gratuitos, pero hasta ahora pude salir a caminar, algo que disfruto mucho”, compartió.
El bajo promedio de lectura que se da en México, consideró Joselo, se debe a que las personas primero resuelven necesidades primordiales como alimento, vivienda y sobrevivencia.
“Me encantaría que toda la gente pudiera tener resuelta las necesidades básicas para luego pensar en una necesidad de lectura. Y quienes ya tienen resuelta esa parte, podrían acercarse a la lectura y darse cuenta que hay aprendizajes grandes en ella, conocer otras vidas, perspectivas y formas de ver el mundo, pero es algo que deriva de muchas circunstancias como el gobierno que tenemos, la repartición de la riqueza, temas más allá de lo que un músico o escritor puede hacer”, advirtió.
Es por eso que invita a las personas, sobre todo jóvenes a leer, “porque se pierden de algo maravilloso, pero es también algo que ya les han dicho mucho, así que hagan lo que quieran, para mí leer siempre ha sido más divertido que muchas otras cosas. A lo mejor tendrían que prohibir la lectura para que la gente se interesara en ella”.
Confesó además que le gusta escribir a mano en libretas y después transcribir los textos, porque así no lo toma tan en serio, pues si mecaniza el proceso, no fluye y se bloquea. “Igual me pasa con la música, he llegado a armar un estudio totalmente casero, con Pro Tools y varias cosas, pero a la hora de querer grabar no sale nada, no hay como jugar con el instrumento y es cuando salen las ideas más interesantes, tanto en canciones como en mis textos”.
A mano avanza la que será su primera novela corta, pero además con su ejemplo, también ha permeado el gusto por escribir en una de sus dos hijas, quien también siente curiosidad por la creación de historias y cuentos.
“Me veo reflejado en ella y en ese momento pienso que el vivir en la imaginación o fantasía no lo veía como un valor y ahora sí, toda esa fantasía me ayudó a vivir, a escribir canciones, cuentos y vivo de eso, funcionó, y a veces veo cómo los padres le dicen a sus hijos que vivan el mundo real, que no fantaseen, pero yo sobreviví y aquí sigo, por lo que creo que le he dado buenas herramientas a mis hijas”.
A partir de mañana, Joselo regresa a su faceta como músico junto a Rubén, Meme y Quique, pues Café Tacvba inicia la gira de su más reciente disco Jei Béibi por Estados Unidos durante un par de meses, tiempo en el que seguramente se agregarán más ideas y textos a las hojas en blanco de sus libretas.