Con la majestuosa presentación de los bailarines y coreógrafos Nestor Kuoamé y Wesley Ruzibiza se celebró la ceremonia de clausura del Festival Áfrika Fusión; espectáculo que coronó ocho días de actividades de intercambio entre las culturas africana, francesa y mexicana.
Las sedes elegidas para llevar a cabo este intercambio cultural fueron el Teatro de la Ciudad, el CEART, el Museo Regional y el Museo de la Ciudad, siendo éste último el escenario para dar por finalizadas las actividades, el pasado sábado 12 de agosto.
“Queremos —a través del evento y de todos los eventos que se realizaron simultáneamente— sembrar una semilla de conciencia de que existen otras culturas, que esta reciprocidad es posible, no es tan lejano. Queremos que la gente se divierta y que el lenguaje corporal pase”, dijo Olivia Voisin, directora del festival.
El recinto lució completamente lleno e incluso, algunas personas tuvieron que quedarse de pie para poder presenciar el espectáculo. Las luces se apagaron y desde el fondo comenzó a escucharse el sonido de los tambores africanos.
John Ramírez fue el primer bailarín que hizo presencia y de inmediato su danza afro contemporánea causó revuelo entre los asistentes, dejándolos sorprendidos. El colombiano mostró un avance del trabajo de la residencia artística entre una compañía nacional y el coreógrafo Nestor Kouamé.
Las luces se encendían y apagaban al son de la música, mientras que los aplausos no se hicieron esperar, ya que con este número, se dio apertura al performance estelar. Enseguida, el propio Nestor mostró su trabajo acompañado de Wesley Ruzibiza con la interpretación de “Ibeji, la sombra de mi otro yo”, un análisis del nacimiento de gemelos en África, ya que a diferencia de otras culturas, este tipo de nacimientos suelen entenderse como una maldición.
La presentación de los maestros duró poco más de 40 minutos y durante ese tiempo los presentes apreciaron momentos de incertidumbre, tranquilidad, ansiedad, miedo y alegría, entre otros sentimientos que eran reflejados por los suaves y armónicos movimientos sincronizados de los bailarines.
La velada concluyó con las ovaciones del público y la satisfacción de los organizadores, quienes en esta edición del festival se vieron sorprendidos por la gran afluencia de asistentes, que fueron desde conocedores del tema, hasta curiosos que pretendían indagar más en una cultura que se encuentra miles de kilómetros y que gracias a este proyecto, estuvo al alcance de visitantes locales y foráneos de Querétaro.