Con cuatro montajes: Últimas palabras, Doppelgänger, El ídolo fingido y Perros del monasterio, Sabandijas de Palacio prepara la celebración de sus primeros 15 años de vida, 15 años llenos de humor, muchos aplausos y espectadores que se han convertido en amigos. Y para la segunda mitad de 2018, la compañía presentará dos nuevos espectáculos, una obra que versa sobre la fraternidad, desde la intimidad de lo real y la ficción; y la puesta en escena de Bajo el signo de Tespis, ganadora del Premio de Dramaturgia Manuel Herrera 2017.
En entrevista con EL UNIVERSAL Querétaro, Mariana Hartasánchez, fundadora de Sabandijas de Palacio, hizo un recuento de la labor de esta compañía, en la que se han formado actores y un público dedicado al teatro.
Dro, dro dol fue la primera obra que estrenó la agrupación, el nombre fue elegido por Paula, hija de Mariana, quien en ese entonces era un bebé y ahora, junto con la compañía, está cumpliendo 15 años. El crecimiento de la compañía les permitió abrir su propio palacio, un espacio teatral que por cuatro años se convirtió en un punto de encuentro en la ciudad.
“Abrimos el foro y pudimos sostenerlo durante cuatro años, fue una labor titánica y complicada; lo que ya hemos aprendido, a base de golpes, es que tiene que existir en la compañía la figura del productor, para que un grupo independiente realmente pueda subsistir y también pueda pagarle decorosamente a los artistas; afortunadamente ahora Ismael Gimate —con quien hemos hecho una magnífica mancuerna— está desde hace siete años llevando esa parte, ve lo que es viable y no, así estamos como tratando de tener producciones inteligentes más programadas, para que no ocurra lo que nos pasó”, explicó.
Al cierre del espacio teatral, la compañía continuó con sus presentaciones en foros alternos y llegó un anuncio que cimbró a sus seguidores, habían tomado la decisión de irse a la Ciudad de México, y aunque eventualmente tenían funciones en Querétaro, fue casi un año que duró esa ligera distancia, hasta decidieron regresar y establecerse nuevamente en casa.
“Nos fuimos con la idea de abrir un foro allá, fue una experiencia no tan afortunada y decidimos regresar y nuestros espectadores nos recibieron muy muy bien, la gente ha seguido a la compañía, eso es lo más importante, porque nuestros espectadores se han vuelto también nuestros amigos”.
Mariana ve en Querétaro una sede en crecimiento, una buena trinchera para crear teatro, por eso tomó la decisión de regresar.
“A pesar de que el tráfico está infame y todo el caos que hay en el centro, sigo pensando que es una trinchera creativa muy noble, a comparación con tantos lugares, luego coincidimos con compañías independientes de otros estados, del mismo Distrito Federal, y la pasan muy mal, tienen menos espacios donde presentarse, aquí con el Museo de la Ciudad ya estamos guarecidos y cuando no es el Museo hay otros espacios públicos donde hay apertura, nuestras condiciones realmente son favorables, independientemente de todo lo difícil que está el país, aquí está mucho mejor que en otros lugares”, refirió la actriz.
Escritura como terapia
A finales de 2017 se presentó a Rolando García como presidente de la Orquesta Filarmónica del Estado de Querétaro (OFEQ), quien dijo que la agrupación buscará integrar a otras disciplinas —como el teatro— a sus espectáculos, y ahí el nombre de Mariana Hartasánchez fue destacado por el mismo Rolando García.
Y al preguntarle a la actriz si le gustaría trabajar en un proyecto con la OFEQ, sin titubear contestó: “Por supuesto. A mí me encanta la música y espero se pueda concretar algo con la Filarmónica”.
El amplio repertorio que tiene Sabandijas de Palacio es autoría de Mariana Hartasánchez, y una característica general de su obra es el humor, aunque esté tratando temas dolorosos, siempre destaca una frase, una situación que vuelca al espectador en la risa. Esa dualidad entre risa y dolor, explicó Mariana, es porque la misma vida sigue por esa línea.
“Las cosas que nos preocupan más tienen su propia óptica humorística, todo, desde las cosas más terribles; además el humor apela a lo inteligente, el melodrama fácil apena a las emociones fáciles, es muy fácil hacer llorar a alguien porque hay un asunto de compasión que se desata más fácilmente, pero el humor es más difícil porque cada persona tiene su propio sentido del humor y porque hay todo un asunto racional e intelectual; yo soy absoluta defensora del humor y de la risa”.
En 2017 recibió un premio emérito del APOYARTE, es autora de Canción de Gershwin (2005), La graciosa comitiva del Leteo (2016); y con la obra Un banjo y dos muertos ganó el Premio Nacional de Dramaturgia Manuel Herrera Castañeda 2009; y con El último libro de los hermanos Salmón recibió el mismo premio en 2014.
Con una multitud de obras, presentadas e inéditas, escribir se ha convertido para la actriz en una obsesión pero también en una provechosa terapia.
“Me sirve para sacar todas mis obsesiones, lo hago casi terapéuticamente, la obra que vamos a montar a mitad del año es un poquito autobiográfica y tiene que ver con mis hermanos, es una obra que sí tiene su parte de humor y demás, pero es muy difícil y dolorosa, entonces yo necesitaba escribirla y montarla este año, por una serie de cosas familiares, hay mucho de ficción y hay mucho de realidad, es por un lado una especie de elogio u oda a la familia, de cómo sobreviven a las relaciones fraternas, a pesar de toda la porquería que puede haber en medio, del dolor que sólo entre hermanos se entiende”.
Este nuevo montaje, que está en proceso de posproducción, se estrenará en la segunda mitad del año, mismo periodo en el cual también planean presentar Bajo el signo de Tespis, obra de José Manuel Hidalgo Cruz, que ganó el Premio de Dramaturgia Manuel Herrera 2017.
En la ceremonia de premiación de Bajo el signo de Tespis, Mariana y su hija hicieron la lectura dramatizada; y en El ídolo fingido, Paula L. Hartasánchez también actúa.
La misma Mariana ha escrito obras especialmente para su hija y el teatro también se ha encargado de unirlas.
“Creo que el teatro nos ha permitido encontrarnos, incluso en momentos difíciles como la adolescencia. En El ídolo fingido, obra de la cual tendremos funciones en mayo, ella está actuando también y muchas de las cosas que no hemos podido trabajar a nivel de mamá e hija, acabaron saliendo ahí y trabajándose en la obra, y eso es precioso, que el camino alternativo sea precisamente el teatro, porque el teatro al final eso es lo que hace, que a través de la ficción entiendas verdades profundas que no puedes decir de otra manera”, expresó.
Próximas funciones
A finales de febrero comenzarán con las presentaciones de Últimas palabras, Doppelgänger, El ídolo fingido y Perros del monasterio.
Para la segunda mitad del año presentarán un montaje nuevo, y la puesta en escena de Bajo el signo de Tespis, de José Manuel Hidalgo