Atractiva y exitosa presentación de El Lago de los Cisnes interpretada por la compañía rusa Moscow State Ballet se celebró en el Auditorio Josefa Ortiz de Domínguez, donde se reunieron más de dos mil personas, quienes gozaron de un espectáculo internacional de alta calidad.
Vestidos con elegantes atuendos en color dorado, más de 10 bailarines salieron a escena mostrando gracia y simpatía para deleitar a los espectadores, quienes desde temprana hora se dieron cita en el recinto.
La historia comenzó con una suntuosa fiesta —amenizada por un bufón que interactuó con los personajes y el público—, con la que el príncipe Siegfried celebró su mayoría de edad en compañía de la familia real y ciudadanos. En ésta, los bailarines mostraron movimientos extrovertidos y armoniosos, que fueron celebrados por el público.
Posteriormente, dos princesas exhibieron ligeros y suaves desplazamientos por todo el escenario, donde los invitados brindaron por el cumpleaños del príncipe, quien en repetidas ocasiones incitó a las nobles a disfrutar de las piezas.
Cinco damiselas hicieron presencia acompañadas de la reina, quien envuelta en un distinguido vestido en color gris obsequió una ballesta al príncipe y le avisó que pronto será anunciada su boda, por lo que el consorte se precipitó y salió huyendo de la fiesta.
En medio del bosque y con las luces a juego, los cisnes blancos salieron a escena con brillantes y rápidos movimientos a juego con la música de la autoría de Piotr Tchaikovsky, atrayendo la atención del príncipe, quien quedó encantado con la belleza de Odette, la reina de los cisnes convertida en uno de ellos por el embrujo de Von Rothbart.
Con continuos pas de deux, los protagonistas del espectáculo mostraron balance logrando movimientos delicados y elevaciones exquisitas, demostrando por qué el Moscow State Ballet es considerado como una de las mejores compañías.
El festejo de Siegfried fue uno de los agasajos visuales más esperados de la noche, cuando decenas de bailarines se apoderaron de todo el escenario portando coloridos vestuarios, desarrollando uno de los actos más importantes de la historia.
El desenlace de esta fábula de amor y drama conmovió a los espectadores, gracias a la perfecta sincronía que lograron los protagonistas, quienes con una elegancia fuera de lo común aportaron tintes expresivos de drama, pureza y bondad en el escenario.
Fueron más de 30 bailarines que mostraron sus destrezas en el escenario, llevándose las palmas de los asistentes, quienes abandonaron el recinto satisfechos por haber presenciado un espectáculo de esta índole.