Hay un asesino en el pelotón de corredores que lucha por obtener el primer lugar del Tour de Francia. En la nueva novela de Jorge Zepeda Patterson, titulada Muerte a contrarreloj, la vida, la muerte y la traición parecen estar cronometradas para el triunfo o para la desgracia; una historia que retrata el mundo del ciclismo y una competencia deportiva en la que todos los involucrados parecen jugarse la vida o el sueño dorado.
“Yo tenía ganas de hacer una novela justo a la Agatha Christie; en ese tenor de: ‘Hay un asesino entre nosotros y sólo puede ser uno de adentro’. Entonces el Tour de Francia es como El expreso de Oriente, los crímenes sólo los puede estar cometiendo alguien que tiene acceso, que conoce y que está adentro, y hay que descubrir al asesino antes de que concluyan las 21 etapas del Tour de Francia”, señala Jorge Zepeda Patterson, en entrevista.
El periodista y narrador asegura que en su novela, publicada por Grupo Planeta, el asesino debe ser descubierto antes de que terminen las 21 etapas, que lleva casi todo un mes; así como en la novela de Aghata Christie se debe descubrir al asesino antes de que el tren llegue a Estambul.
La historia es contada por uno de los ciclistas que además hizo escuela en la milicia y se convierte en el investigador: Marc Moreau, el mejor gregario del mundo, un ciclista cuya tarea no es ganar, sino asegurarse de que gane el otro, el capitán del equipo. La intriga comienza cuando se van hilando cuatro incidentes en el Tour de Francia: un atropello, un asalto con gran violencia, una intoxicación muy sospechosa y un suicidio aparente.
El autor dice que el final de la novela, que será traducida a una decena de idiomas, es “absolutamente sorpresivo”.
“Yo había hecho thriller político, que de alguna manera surgía de mi experiencia de periodista, de alguna manera una proyección de mi experiencia personal, pero ahora fue un reto inventarme la vida de un ciclista que además es de alto rendimiento y nada tiene que ver con mi experiencia propia. Me llevó un año la investigación, estuve en Francia acreditado como prensa deportiva, que nunca he sido, me hice amigo de muchos de ellos, me subí a los autos que van siguiendo a los ciclistas en las competencias, me hospedé en los mismos hoteles que ellos. Ha sido muy gozoso y creativo; un desafío personal”.