Como parte del programa de la VI edición del Festival Ibérica Contemporánea 2017, se llevó acabo la “Gala Multiestelar de Flamenco y Clásico Español” embelesando desde el inicio a los presentes por la calidad del baile.
El público estaba ansioso, se decía por los pasillos que sería una presentación única, ya que presumían que el talento de la española Patricia Guerrero era incomparable. Se escuchó la tercera llamada y los asistentes tomaron sus asientos, las luces se apagaron.
Previo a la presentación, se realizó un homenaje significativo a Rosa María Romero, quien entregó su vida al arte; desde muy joven se preparó en el ámbito de la danza con profesionales como Carmen Amaya, logrando así viajar al extranjero para mostrar su talento.
“Entregamos este reconocimiento en honor a una mujer que hizo mucho como bailarina desde muy joven, así como maestra y como ser humano”, mencionó ante el público Adriana Covarrubias, directora del VI Festival Ibérica Contemporánea y fundadora de PROART.
Como muestra de gratificación se le entregó el reconocimiento a Rosa María Romero, hija de “Rosita”, quien emocionada y con la voz entrecortada expresó su gratitud hacia los organizadores de este evento.
“Me siento muy halagada por esta felicitación que le hacen a mi madre, he estado en todos los Festivales de Ibérica que has creado tú Adriana y definitivamente comparto contigo que la belleza está en todos”, expresó Rosa María.
Enseguida, se levantó el telón y el sonido de la guitarra comenzó a sonar; en el escenario las luces iluminaban a los tres músicos profesionales de cánticos gitanos. Por un par de minutos, el público disfrutó de los suaves sones del folclor de este género musical.
Fue entonces cuando Patricia salió a escena luciendo una entallada falda color negro al estilo peculiar del flamenco, su figura resaltó de inmediato y la fuerza de su zapateo hizo retumbar los pies de los presentes.
Los gritos de “olé” por parte de artistas hermanos del festival se escuchaban desde los primeros asientos; mientras más aplausos y palabras de aliento recibía la bailarina, más emoción impregnaba en cada taconeo.
Al concluir el primer solo de la noche, Patricia se quedó inmóvil, su rostro concentrado en el acto no podía reflejar otra emoción más que la gran pasión por lo que estaba ejecutando. Nuevamente, se escuchó el ritmo de la guitarra, y los brazos y las piernas de la artista se sincronizaban a la perfección con movimientos elegantes y versátiles. Sin duda, la joven granadina logró contagiar al público con su talentosa ejecución.
La sexta edición de este Festival está por concluir y a escasos dos días de la culminación, ya se puede decir que nuevamente este evento de talla internacional ha sido un éxito entre los amantes y curiosos del arte.