La letra rusa "ë", un diptongo que se pronuncia "io", celebra hoy su 234 cumpleaños en el alfabeto cirílico ruso luchando por conservar su diéresis, un signo solo comparable a la virgulilla de la "ñ" en la lengua española por su carácter distintivo.

Y es que esos dos puntitos que distinguen a la "ë" de su vocal hermana, la "e" (que se pronuncia como "ie"), casi han desaparecido de la escritura rusa salvo honrosas excepciones, lo que puede llevar a confusiones, problemas de pronunciación o incluso trabas legales.

Fue el 29 de noviembre de 1783 cuando la princesa Ekaterina Dashkova, presidenta de la Academia Imperial Rusa, propuso sustituir el diptongo "io" por una nueva letra, la "ë", que se convertiría en la séptima del alfabeto.

Poco después, en 1795, el poeta y estadista Iván Dmitriev la empleó por primera vez en una de sus obras, pero este símbolo lo popularizó definitivamente el escritor e historiador Nikolai Karamzin, quien lo utilizó en una edición impresa de gran tirada.

Durante la Unión Soviética, el comisariado popular de educación incluyó el uso de la "ë" en las escuelas y finalmente un decreto del entonces líder Iosif Stalin declaró la obligatoriedad de utilizarla en todos los materiales impresos, incluido el diario "Pravda".

Sin embargo, tras la muerte de Stalin en 1953 la "ë" comenzó a ser eliminada de las imprentas por motivos de ahorro, y en la actualidad son pocos los textos en los que aparece con diéresis a pesar de que la letra completa se incorporó en el extremo superior izquierdo del teclado cirílico de ordenador, antes de los números.

Aunque los rusos o los extranjeros que conocen bien el idioma no suelen tener mucho problema a la hora de dilucidar si una "e" se lee como "ie" o como "io", no siempre es evidente y de ahí las discrepancias existentes en torno a la transcripción de los apellidos de dos de los líderes soviéticos: Nikita Jruschov y Mijaíl Gorbachov.

Al comenzar la "perestroika" -el proceso de reformas que llevó finalmente a la desaparición de la URSS- el nombre de su impulsor comenzó a ser escrito por los medios internacionales tanto como "Gorbachov", la forma correcta fonéticamente, como "Gorbachev", error que aún prevalece en algunos casos.

También el líder del deshielo post estalinista ha pasado a la historia en los textos escritos como "Jruschov", la forma correcta, y la errada de "Jruschev".

Oficialmente la letra "ë" no se ha eliminado, pero en la práctica no se escribe a pesar de que hay 12 mil 500 palabras en la lengua rusa que la llevan.

De ellas, cerca de 150 comienzan por "ë", como es el caso de la "ëlka" (pronunciado "iolka), el tradicional árbol de Navidad, o el más popular de los tacos, "iob", traducible como "jode".

El nombre del más destacado zar de la dinastía Romanov, Pedro el Grande, así como de sus tocayos reales y plebeyos, también requiere de la "ë" para escribirlo en ruso ("Piotr") pero en general se encuentra escrito sin diéresis.

La ausencia de los dos puntitos en la escritura puede llevar en ocasiones a equívocos entre palabras parecidas si se prescinde del contexto, como ocurriría en español si no apareciera la tilde de la "ñ", por ejemplo, en el vocablo "año".

Sin hablar de los líos legales que afrontan algunos ciudadanos rusos en cuyos documentos se ha obviado la diéresis de la "ë".

Para luchar por el "derecho" de las palabras a tener sus dos puntitos sobres las "ioes", la Sociedad de amigos de la "ë" de Rusia inició hace años una campaña que ha conseguido que en la Duma, cámara baja del Parlamento, todos los documentos oficiales se escriban como se debe.

Incluso en Ulianovsk, la ciudad natal del líder de la Revolución bolchevique, Vladímir Lenin, se abrió en 2005 un monumento a la letra "ë", de más de dos metros de altura y tres toneladas de peso.

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