Mientras el soplar del viento mueve las ramas y hojas de los árboles caídos frente a la Biblioteca Nacional en Bogotá, una joven se acerca para recoger trozos de los arbustos que fueron talados. Tatiana Gómez, artista y muralista urbana, decide pintar las consecuencias de la mala calidad del aire de la ciudad en aquellos diminutos pedazos de madera.
La propuesta de arte en miniatura de la joven la atraviesa un hilo del que penden diversas problemáticas sociales. Además de la mala calidad del aire, Gómez ha pintado rostros de personas en colillas de cigarrillo, campesinos e indígenas en monedas de 50 pesos, niños y policías en una bala de 2.5 centímetros, entre otros.
El primer objeto que pintó fue una colilla de cigarrillo en el 2017. Con precisas pinceladas de acuarela plasmó el rostro de una mujer que se tapa la boca. Meses después, empezó a pintar otros rostros en diversas piezas que hacen parte de la cotidianidad. Estos elementos se deslizan por las manos sin llamar la atención, hasta que se pone en ellos un toque artístico capaz de generar otro significado.
En su casa, adornada por cuadros de grafiti en las paredes, hay un mueble negro con varios compartimentos donde guarda alrededor de 100 latas de aerosol. El escritorio donde se sienta a plasmar sus ideas tiene una caja de plástico con forma rectangular que contiene pinturas acrílicas. De dos recipientes de vidrio sobresalen las puntas de pinceles y lápices, una rosa y dos margaritas artificiales.
Una vez tiene en sus manos el pequeño objeto, la artista inclina su cabeza contra el escritorio para ver más de cerca, y casi sin respirar, mueve con suavidad la muñeca derecha que empieza a darle la silueta a un rostro y un sombrero. Su dedo pulgar de la mano izquierda funciona como una paleta de pintura, en el que unta pequeños trazos verticales de los colores que necesita.
La mujer de 25 años jamás imaginó que su propuesta llegaría ante los ojos de los ciudadanos, hasta que Street Linx y Casa Bogotá Grafiti, dos galerías en el centro de la ciudad, incorporaron su arte a la exhibición a principios del 2019. Los dos objetos que se han puesto a la venta en las exposiciones de arte son las colillas de cigarrillo y las monedas de 50 pesos.
Existe una ideología, según la artista, en la que se menosprecia la vida de un indígena o campesino, justo como una moneda del menor valor, una de 50 pesos. Con el 10 por ciento de las ganancias de esta obra, aportará a proyectos sociales que trabajen con estas comunidades.