La pandemia causada por el SARS-CoV-2 ha puesto el tema sobre la mesa y en las redes sociales.
Por ejemplo, una de las recomendaciones que ofreció por Twitter, en abril, el Ministerio de Sanidad de España para frenar la propagación del coronavirus fue quitarse los zapatos y dejarlos en la puerta.
Se trata de una costumbre que millones de individuos y sus antepasados han puesto en práctica desde hace varios siglos en diferentes lugares del planeta.
Se observa en países asiáticos así como también en naciones de mayoría musulmana. Está presente en varios países europeos y muchas familias en Canadá lo hacen.
En BBC Mundo tratamos de buscar el origen de esta costumbre y nos embarcamos en un fascinante viaje por la historia.
Las impurezas
“Los pies siempre han tenido un significado especial en todas las culturas”, le dice a BBC Mundo Margo DeMello, autora de Feet and Footwear: A Cultural Encyclopedia (“Pies y calzado: una enciclopedia cultural”).
Tanto la cabeza como los pies han sido dos de las partes más simbólicas del cuerpo a lo largo de la historia.
Mientras la cabeza se asocia con el alma y con la mente, los pies se vinculan “típicamente con la impureza. Son la parte del cuerpo que toca el suelo y que lleva sus impurezas a donde entres”.
Los primeros tipos de calzado en el mundo fueron las sandalias y posteriormente los suecos y “fueron usados para proteger los pies cuando se trabajaba afuera”.
Si nos remontamos a la antigüedad en África, Asia y Europa, varias civilizaciones tempranas tuvieron esa práctica: “Cuando regresabas del mundo exterior te quitabas el calzado porque era la forma simbólica y física de remover las impurezas antes de entrar en la casa”, explica DeMello.
Jerarquía social
Y no sólo lo hacían los habitantes de ese lugar, también los invitados.
De hecho, explica la profesora de antrozoología de la Universidad Canisius College de Estados Unidos, algunas civilizaciones antiguas hacían que los esclavos les lavaran los pies a los invitados antes de entrar en la casa.
Y eso “reforzaba, por una parte, el status alto del invitado y, por la otra, el status bajo del esclavo, quien (en esas culturas) siempre estaba descalzo”.
La costumbre, señala la escritora, no sólo tenía que ver con la suciedad:
“Va más allá de eso. ¿Quiénes están afuera? Los trabajadores que se ensucian (…) ¿Quiénes tienen que trabajar? No es sólo la impureza de la suciedad, es también el trabajo físico y una clase social inferior”.
“En algunas civilizaciones antiguas de África, los pobres tenían que quitarse los zapatos antes de acercarse al rey o cuando estaban ante su presencia porque esos zapatos que habían estado en contacto con la tierra del exterior eran, de una manera simbólica, una amenaza contra el líder”, indica la especialista.
En la antigua China
En Asia “el origen (de la práctica) posiblemente se encuentre en China, que es el foco cultural del que bebieron culturas de países como Corea, Japón o Vietnam”, le dice a BBC Mundo el profesor de Estudios de Asia Oriental de la Universidad Complutense de España David Sevillano-López.
“En la tradición china se plantea como una necesidad”, indica el experto.
Y para entender mejor esa costumbre es importante recordar cómo se construyeron las viviendas chinas.
“La casa tradicional consiste en una planta cuadrada en la que las habitaciones son estancias independientes que se distribuyen alrededor de patios”.
“Esta distribución mantiene un modelo básico que se remonta a la cultura de Erlitou (aproximadamente entre 2100 a.C. - 1500 a.C), en la Edad del Bronce”, señala.
Para entrar en una habitación había que pasar por unos patios exteriores e independientemente del tipo de calzado que se usara, todos arrastraban la suciedad de la calle y, después, la de los patios.