El Museo Nacional de Brasil en Río de Janeiro completa este lunes un año desde que un incendio destruyó total o parcialmente el 46 % de sus 37 colecciones y los trabajos de búsqueda y recuperación de piezas continúan de forma exhaustiva para reabrir parte de sus instalaciones en 2022.
Según manifestó la semana pasada Denise Pires, rectora de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ), entidad responsable por el museo, se espera que en 2022, con motivo del bicentenario de la independencia de Brasil, el Palacio de Sao Cristovao, en la Quinta de Boa Vista, sea reabierto parcialmente.
En principio, se prevé que el antiguo palacio imperial abra las puertas al público nuevamente con algunas exposiciones en algunos recintos del histórico predio y de manera paulatina la totalidad de las salas sea reabierta hasta la conclusión de las obras de reconstrucción, que no tienen una fecha definida todavía.
El Museo Nacional de Río de Janeiro, el más antiguo de Brasil y que albergaba unas veinte millones de piezas que datan de diferentes periodos, fue arrasado el 2 de septiembre del año pasado por un incendio que acabó con una parte de la historia del país y con uno de los acervos más importantes de Latinoamérica.
El fuego, sin embargo, no afectó la estructura del Palacio de Sao Cristovao, una edificación de 1803 en el parque Quinta de Boa Vista que fue la residencia de la familia imperial brasileña entre 1822 y 1889, albergaba el museo y cuya reconstrucción ya fue iniciada.
El director del Museo Nacional, Alexandre Kellner, afirmó que, además del Palacio en vías de reconstrucción, la institución contará a partir del próximo año con un nuevo campus, en el que instalará su área administrativa, así como laboratorios y salas de clases, en un terreno vecino de 44.000 metros cuadrados cedido por el Gobierno.
Para su reconstrucción, el museo cuenta con cerca de 68 millones de reales (unos 17 millones de dólares), la mayor parte proveniente de recursos públicos pero también de donaciones de la UNESCO y de Gobiernos extranjeros, como el de Alemania.
Entre los escombros han sido recuperadas durante este año piezas procedentes de Italia, Egipto, Japón, Perú y Nueva Zelanda, y entre las cuales destaca una máscara de la armadura de un samurái del Siglo XIX, una lámina de un machete de Nueva Zelanda y una estatua de bronce de la diosa Bastet egipcia.
Tan sólo de la colección egipcia, que contaba incluso con momias adquiridas por el emperador brasileño Pedro I en 1826, han sido recuperadas unas 300 piezas.
El cráneo de "Luzia", el fósil humano más antiguo del continente con 12 mil años, fue recuperado, aunque fragmentado, y científicos trabajan en su recuperación.