Exultante, orgulloso y aferrado a la gloria que le da cargar el trofeo de campeón de la Concacaf. Así sale Moisés Muñoz del aeropuerto capitalino, luego de ser parte del América que consiguió el pase al Mundial de Clubes, tras derrotar al sotanero de la MLS en la final de la ‘Concachampions’.
El portero azulcrema describe a las actuales Águilas, como un equipo digno de su historia y fanaticada, luego de conseguir un título internacional y dos de Liga en tres años.
“Este es el América que merece la afición. Los americanistas queremos ver a la afición en lo más alto, consiguiendo títulos. Estamos lográndolo poco a poco y esperamos seguir por el mismo camino”, presume.
Para ir al Mundial de Japón 2015, los de Coapa superaron a rivales como Bayamón [Puerto Rico], Comunicaciones [Guatemala], Saprissa, Herediano [ambos ticos] y el Impact de Montreal [Canadá]. Salir airoso del área a Muñoz le deja diversas sensaciones.
“Sabe a todo eso [sacrificio, determinación y dolor]”, describe el meta.
“Era importantísimo este título, porque estábamos representando al futbol mexicano y debemos tenerlo siempre en lo más alto. Al menos en nuestra zona es una obligación”, añade.
Muñoz incluso minimiza los epidosidios amargos que han vivido los emplumados en las últimas semanas. Argumenta que las vapuleadas en contra ante Veracruz [4-0], Herediano [3-0] y Querétaro [4-0] no han sido motivo de alarma en El Nido.
“Nuestras crisis nunca han sido más que de los que las han querido ver. Goleadas pueden haber, pero no son más de dos partidos. Han sido crisis leves, si se les puede llamar crisis”, analiza.
Sin soltar el trofeo de monarca de la Concacaf, Moi trata de abrise paso entre la gente que se arremolina para tomarse las famosas “selfies” junto al cancerbero. Uno de los empleados del Club América trata de darle espacio al portero azulcrema para que logre salir del aeropuerto.
Entre empellones, flashes de cámaras fotográficas y los “¡aguas, aguas!” de los curiosos, Muñoz camina firme y lento hacia el autobús americanista que los llevará a Coapa para tener un entrenamiento regenerativo.
Moi pasea por la Terminal 2 altivo, orgulloso del logro. Abraza el trofeo, lo acaricia, se aferra a él por la gloria que representa al americanismo ganarle al Impact de Montreal, sotanero de la MLS, la final de la Liga de Campeones de la Concacaf.