Algunas cosas han cambiado desde la más reciente ocasión que Francisco Palencia había presumido un puma en el pecho. Sus uñas ya no tienen ese oscuro ‘rock style’ y el discurso es mucho más comprometido, sin aroma a futbolista.
El nuevo director técnico de los universitarios reconoce la eterna obligación de clasificar a la Liguilla. Incluso, ha acordado con la directiva que no haya incentivos económicos por participar en la primera ronda de la ‘Fiesta Grande’ del balompié nacional. Todo vendrá si sortean los cuartos de final.
Así, en un tono más serio al que tenía cuando era jugador, aunque con la larga cabellera amarrada y ese tatuaje en el costado izquierdo que deja ver su primer nombre (Juan), el ‘Niño’ asume su primer reto como estratega y, de entrada, promete a unos Pumas que dejarán el alma sobre el césped.
“Naturalmente que uno de los objetivos es clasificar, para eso vamos a trabajar muchísimo”, sentencia, ante el mar de cámaras fotográficas y de video que le apuntan. “Como Pumas es un equipo grande, sí me atrevo a decir que tiene la obligación de clasificar”.
“Todos los clubes grandes tienen ese tipo de obligaciones y muchos otros están formados para clasificar. Lo principal aquí, cuando llegas a un equipo, es ver cuáles son los objetivos y —si los comparten la directiva y el director técnico— se llega a un acuerdo”.
Sucedió con los auriazules, cuya cúpula firmó al ex delantero por dos años, con opción a un tercero.
“No hay premio por clasificar a la Liguilla. Es una obligación. Para eso lo contratamos”, sentencia Rodrigo Ares de Parga, presidente del patronato que rige a la institución, quien está por cumplir dos semanas en el cargo. “Desde semifinal hay premios, pero la Liguilla es una obligación para todos”.
“Este club tiene que cumplir una mínima meta, que es clasificar... Y luego seguimos [con los incentivos]. No le puedo dar premios a mis hijos por pasar de año. Les doy si sacan buenas calificaciones”.
Para Palencia, detalla el directivo, existen “dos objetivos numéricos: 25 puntos y clasificar a la Liguilla. Si clasificamos con 23, no me va a gustar. Es un mínimo de 25, más Liguilla. Eso de clasificar porque los otros tampoco hicieron bien las cosas... Esa es la primera meta”.
“La segunda ya es tratar de ser campeones”, añade. “Queremos llegar a la Liguilla y, ahora sí, nos ponemos los guantes y a ganar”.
Antes que eso, resultará indispensable una buena expresión estética. Con cierta parquedad, Francisco se resiste a ofrecer pistas más concretas sobre el estilo que tendrán los felinos con él en el banquillo, pero confirma que el principal sello será el inquebrantable espíritu que le distinguió como futbolista.
“El compromiso que tenemos y debemos transmitir a los jugadores es dar nuestro mejor futbol y esfuerzo”, asegura. “Con eso, nos hemos planteado objetivos a corto [plazo], que es ganar partido a partido, junto con el entrenamiento; el mediano plazo es buscar la clasificación a la Liguilla y, evidentemente, una vez ahí todo puede suceder... Y, naturalmente, buscar el campeonato, pero tenemos que ir día a día”.
Se trata de su primera gran oportunidad como director técnico y Ares de Parga le ha depositado toda su confianza. Es más, adelanta que los Pumas volverán a ser ese club caracterizado por dar oportunidad a timoneles y futbolistas inexpertos.
“Paco es un ícono del futbol mexicano, de la Universidad [Nacional Autónoma de México]”, subraya. “La entiende muy bien, sabe que los Pumas son parte de una gran institución y es un hombre preparado, que va a debutar”.
“Desde mi punto de vista, llevamos muchos años en el futbol mexicano en los que debutamos a pocos entrenadores”.
Ellos lo harán con un hombre que luce remasterizado y consciente del reto que encara.