GUADALAJARA.— Es un Ángel exterminador. Y para liquidar el encuentro, sólo necesita una oportunidad. Tiene la paciencia de un tiburón al acecho de su presa. Aguarda el momento justo. Ve en ese largo pelotazo la opción ideal. Reyna está listo para acabar con el Guadalajara.

Dentro del área saca todas sus cualidades. Recorta y deja tendido a Héctor Reynoso. Define con solvencia. Al fondo. El 2-0 definitivo para Veracruz, en casa de Chivas. Y el festejo de Ángel Reyna recuerda esa opción que ha cazado. “¡Una, una, una!”, grita. Es un depredador.

El estadio Omnilife acaba de cumplir tres años de existencia. En el futbol, para una celebración de este tipo, el triunfo en la cancha es el equivalente al pastel con sus respectivas velas. Pero el Rebaño cae muy pronto en viejos defectos.

A lo largo de 36 meses, Chivas ha disfrutado de un escenario de primer mundo. Cuenta con todos los servicios. Hay pantallas hasta en los baños. Pero falta lo más importante: victorias. Son tres años en los que el cuadro tapatío no puede hacer que su casa pese.

Una jugada de cuatro toques. Leonín Pineda despeja a medio campo. Luis Sánchez controla y levanta la mirada. Encuentra a la figura de estos Tiburones Rojos, Ángel Reyna, que tiene la virtud de los buenos futbolistas: sabe, antes de que la pelota llegue a sus pies, lo que habrá de hacer con ella a continuación.

Es Reyna, por el centro, quien hace el tercer toque de esta acción. De primera intención, su pase hacia la derecha es con toda la ventaja. Filtrado. La pelota llega a Christian Marrugo. En la orilla del área, remata con potencia. Techa a Luis Michel, que se encuentra ligeramente adelantado. La velocidad de la jugada no le permite regresar. La redonda golpea el travesaño con suavidad. Cruza la línea prometida. Gol de Veracruz, al 5’.

Jesús Sánchez toma impulso y suelta la cabeza hacia el frente. Su remate estremece el travesaño, un minuto después.

En el complemento, Chivas tiene obligación, pero le falta imaginación. Al 48’, un tiro carente de gracia entra al área y le queda accidentalmente a Marco Fabián. Lo toma por sorpresa y el balón se escurre.

Otro recurso desesperado: Benjamín Galindo ordena el ingreso Ángel Zaldívar, el joven que salvó al Rebaño el sábado pasado con su gol al 91’ en casa de Jaguares. Tampoco parece dar resultado.

Una pelota larga. De nuevo “dormida” la defensa rojiblanca. Ángel Reyna entra al área. Héctor Reynoso lo persigue. La figura del Veracruz exhibe al capitán de Chivas con un recorte que lo deja fuera de la jugada. Solo frente a Luis Michel, define con tranquilidad. Al 90’ marca su quinto gol del torneo y sentencia el 2-0 definitivo para los visitantes.

Los Tiburones Rojos no creen en nadie. Segunda victoria consecutiva. Siete puntos de nueve disputados. Y con Ángel Reyna en gran momento. Guadalajara es todo lo contrario. Primera derrota del Apertura 2013.

Han pasado tres años desde la inauguración del estadio Omnilife. Pero el Guadalajara tiene los mismos defectos, incapaz de hacer valer su casa. Ha caído frente al recién ascendido. No hubo celebración para el inmueble rojiblanco.

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