GUADALAJARA.— Ha visto y ha callado. Por no crear más problemas de los que el Guadalajara ya tiene, Miguel Sabah ha tomado el silencio como su bandera de guerra. No protestó. No reclamó. Aguantó que el técnico Benjamín Galindo lo enviara a la banca. Pero con la llegada de Juan Carlos Ortega al timón el panorama es el mismo: en la Liga se mantiene como suplente.
Toda paciencia tiene un límite. El vaso del delantero rojiblanco ha recibido ya la última gota. Se derrama inevitablemente. Cuando recibe a EL UNIVERSAL, sentado a un costado de la cancha dos, en Verde Valle, se abre completamente. Rompe el silencio. Sinceridad desbordada del atacante con reconocida trayectoria: estar en la banca le molesta.
Su semblante es serio. El enojo es evidente. No sólo por jugar la Liga con los suplentes. Por si fuera poco, nunca recibió una explicación del Maestro Galindo. Con el nuevo técnico ya habrá tiempo de hablar. Por ahora sólo le queda trabajar, con la molestia de no ser considerado titular más que en el torneo de Copa, para recuperar el puesto que antes tuvo.
—No estás acostumbrado a una etapa así porque has ganado respeto en el futbol mexicano, ¿cómo has vivido los últimos partidos de Liga desde la banca?
—Ha sido difícil porque uno siempre trata de hacer bien las cosas, venir y aportar lo que más pueda o lo que sepa. Cuando no puedes aportar lo que tú deseas dentro de la cancha, es complicado y más cuando realmente no sabes el porqué. Eso yo creo que es lo que más te cuesta asimilar. Por el momento que está atravesando el equipo, uno debe tener esa paciencia y tranquilidad para darle confianza a los compañeros, a los jóvenes de que todo va a salir bien.
—En la Copa vas a Sinaloa y metes dos goles, regresas a la Liga y vas a la banca, ¿puedes entenderlo?
—No. Son cuestiones tácticas, hay nuevo director técnico y en ese momento se respeta porque siempre buscará lo mejor para el equipo. Ya tendré entrenamientos para mostrarme, saber qué es lo que quiere para así yo tratar de adaptarme lo más rápido posible y ganarme un puesto.
—Cuando Benjamín Galindo decidió mandarte a la banca, ¿te dio alguna explicación de por qué no te consideraba?
—No, no. Creo que en el proceso de estos partidos, los últimos, en los que el equipo no encontró nunca la forma… obviamente para mí se vino la desesperación. Buscaron por todos los medios acomodar el equipo para que realmente se pudiera encontrar dentro de la cancha, eso fue lo que yo me imaginé y bueno, obviamente creo que sí es molesto porque uno viene a aportar. Si todavía uno dijera que realmente es por culpa de uno, yo soy el primero en aceptarlo. Cuando te dicen que no hay gol, pero no fallas, porque no tienes una para fallarla aunque sea, pues es complicado. Fue complicado ese momento, pero traté de ser profesional, lo mejor que pude, pero obviamente la molestia se nota porque yo quiero jugar. No quiero regalar mi puesto, ni dejar pasar estos momentos de mi carrera. Lo respeté y ahora estoy trabajando muy fuerte para volver a la titularidad.
—Hay ocasiones en que un futbolista, sobre todo cuando ya tiene nombre y trayectoria reconocida, se le olvida que no hay indispensables, algunos dicen que la banca es una lección de humildad, ¿lo has tomado así, has aprendido algo de esta etapa difícil?
—No, yo creo que por ahí no es lo mío. En cuanto a humildad o no trabajar en los entrenamientos, no luchar y eso, yo creo que lo mío no es así. Para eso hay videos que pueden desmentir cualquier versión que den sobre ese tipo de cosas. No es por ahí. Fue decisión técnica y nada más. Obviamente el estilo de aquí es muy diferente a lo que estábamos acostumbrados, gente que tenemos experiencia y que venimos de otros equipos. Es más correr, luchar y hay veces que cuesta porque estás acostumbrado muchos años a algo y te tienes que meter en este rollo lo más rápido posible. Pero por humildad y eso en mi caso aquí te lo digo de frente, no es así.
—De afuera se te ve correr, luchar, se ve que no te sirven tantas pelotas de gol, no es que falles 10 sino que a veces no tienes ni una. Cuando te esfuerzas en la cancha y el resultado es ir a la banca el fin de semana, ¿qué sensación te deja?
—Molestia porque realmente si fuera por dejar de luchar, por no entrenar bien o por otras cosas, dirías ‘bueno, tienen razón’, pero cuando no es así, es cuando uno siente que algo no está bien. Creo que también hay que ver el momento donde uno para no hacer mayor problema en la situación que vive el equipo, uno trata de aceptar ciertas cosas, pero llega un momento donde uno ya no puede aceptar. No depende de uno, uno está dando lo que debe dentro de la cancha y son decisiones técnicas. Eso ya se hablará personalmente con quien se tenga que hablar. Imagínate yo que lo estoy viviendo cómo voy a estar. Hay que tomarlo con cierta calma porque la experiencia así te lo dice, poco a poco, seguir trabajando igual y eso es el que te va a llevar al éxito.