Sumiya.— De Pachuca a Eindhoven. De México a Holanda... En pocos meses, la vida de Hirving Lozano ha dado un giro de 180 grados. De promesa pasó a realidad. De ser uno más en la Selección, ahora es referente.

Así es ahora la vida de Lozano, el Chucky, la nueva joya del futbol mexicano.

“La verdad es que me ha ido bien. El sueño se ha vuelto realidad y tengo que agradecer a muchas personas por eso, desde Pachuca hasta el PSV, también al profe [Juan Carlos Osorio], que siempre me ha dado confianza”.

Pero a pesar de esos logros, sabe que no está en momento de exigir ni de molestarse si es elegido o no, para el 11 inicial del Tricolor que mañana se enfrentará a Panamá.

“Apoyaré desde donde esté, si me toca jugar, lo haré con todo y si me toca estar en la banca igual apoyaré. Hoy no es tiempo de exigir nada, sino de poner en primer lugar al equipo”.

Esté dentro o fuera de la cancha, Lozano sabe que todos los ojos estarán sobre él, sabe que le van a exigir “ y eso está muy bien, porque estoy listo para responderles, espero no decepcionarlos, sobre todo al equipo”, añadió.

La Selección Nacional ha tenido sus dificultades para enfrentar un partido, ante un equipo que “como siempre vendrán con el físico por delante, aparte está la lluvia, lo que hará que sea más complicado jugar con pelota al césped, pero a pesar de eso estamos listos para todo lo que venga”. El análisis del Chucky tiene que ver, ya, con lo vivido en los últimos meses.

Así es la nueva vida de Hirving Lozano, lejos de Pachuca y cerca de la exigencia, una exigencia que lo puede catapultar, o hundir, si no sabe manejar la presión de los grandes.

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