Ruleta rojiblanca convertida en producto suntuario para Jorge Vergara, cuya administración se ha caracterizado por los incesantes cambios en el banquillo.

Dieciséis hombres han dirigido al Guadalajara, al menos un partido, durante los más recientes 10 años. La única casilla en la que la desgastada esfera ha caído más de una vez es la que pertenece a Hans Westerhof, quien guió al equipo a la serie por el título del Clausura 2004 y cimentó el proyecto de fuerzas básicas que hoy es pilar en el club.

Personajes identificados con las Chivas, algunos inexpertos, holandeses, españoles y hasta timoneles que ponderan tener una sólida defensa, esquema duramente critica- do por el empresario, han recibibido la oportunidad. Enorme ruleta que, en ocasiones, gira velozmente.

José Manuel de la Torre es el único que ha cumplido el sueño de Vergara, pero se fue nueve meses después de dar la vuelta olímpica en Toluca (10 de diciembre de 2006). Prueba de lo asfixiante que es entrenar al Rebaño Sagrado, más allá de la injerencia que suele tener su propietario.

“Mi etapa en Chivas fue extraordinaria, una vivencia única, [pero] muy sufrida, porque vives del resultado día a día”, comparte Francisco Ramírez, estratega de las Chivas entre abril y septiembre de 2009. “Del señor Vergara sólo tengo gratos recuerdos, porque siempre apoyó hasta la última instancia; lo mismo la señora Angélica Fuentes [su esposa]... Mis más grandes respetos”.

“Son empresarios que siempre buscan que el equipo esté a tope. En Chivas ha habido diferentes etapas, con distintos directores técnicos, y no se ha tenido el logro que se pretende, pero son gente muy emprededora...”.

Caracterizada, casi siempre, por la poca paciencia.

José Luis Real tiene la marca de permanencia en la actual era rojiblanca. Estuvo al frente del Guadalajara en 71 partidos de Liga y Liguilla (27 victorias, 25 empates y 19 derrotas), además de que lo llevó a la final de la Copa Libertadores 2010. El Chepo le sigue con 66 y Efraín Flores alcanzó 59.

Sin tomar en cuenta los interinatos de Juan Carlos Ortega y Alberto Coyote, el récord de menos juegos lo tiene Omar Arellano. El ex volante, quien había relevado a Flores, trabajó en dos choques del certamen local y uno de Libertadores. Intempestivamente, Vergara decidió removerlo y darle el plantel a Ramírez.

“Chivas no es cualquier equipo, aunque yo diría que no nada más ahí [existe presión]”, sentencia Fernando Quirarte, máximo responsable del banquillo chiva entre octubre de 2011 y enero de 2012. “Tuve la oportunidad de estar en Santos, Atlas, Jaguares, en la Selección como asistente. Por supuesto que la exigencia de resultados siempre está... Y no nada más en el futbol, sino en la vida”.

“Es en cualquier equipo, pero porque es Chivas, definitivamente la exigencia es mayor”.

El ex defensa central se unió a la lista de hombres que dirigieron a los tapatíos, bajo el timón de Vergara, pero El Sheriff aclara que no fue despedido.

“El que dijo adiós fui yo”, sentencia. “Soy una persona que me gusta exigirme, triunfar y, cuando vi que no podía por una u otra razón, opté por eso: no esperar y ser un chambista, como hay muchos, para que me corrieran y poder cobrar todo un contrato. No hubo necesidad de que me liquidaran”.

Reconoce que “se hablan tantas cosas” del empresario jalisciense, pero asegura que tuvo libertad para trabajar. Eso sí, comparte que “es un directivo exigente, que ha sido triunfador toda su vida y, por ende, pide mucho”.

“Conmigo se portó muy bien, siempre respetuoso, hasta que [la relación laboral] no dio [más] por los resultados”, dice Ramírez. “Vives semana tras semana, partido a partido, la responsabilidad de siempre ganar... Es tremenda”.

“Es un equipo con muchísimos aficionados, quienes están ansiosos de tener éxitos, porque no han celebrado algo desde hace años”.

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