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Los auténticos 'zombies' del deporte

Los auténticos 'zombies' del deporte
01/11/2014 |01:26
Redacción Querétaro
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jose.parra@eluniversal.com.mx

A lo lejos, deambulan en el zigzagueo deportivo estos delirantes entes, extraviados, sin sentido, en busca del protagonismo perdido.

Miran sin mirar, caminan con trazos lentos y torpes. Algunos se exhiben jorobados, con mal aliento, verrugas y laceraciones a flor de piel. Desfigurados rostros en estas espectrales ánimas execrables, incapaces de competir.

‘Zombies’, los identifican quienes estudian a estas cadavéricas entidades, carentes de voluntad, iniciativa y músculo. Estos muertos vivientes ocupan un sitio gracias al fetichismo de algún hechicero amante del culto vudú.

Esclavos son ahora, sometidos a la voluntad de perversos padrinos mágicos, que —para colmo— se asocian con managers, representantes, agentes y promotores deportivos.

Sin brillo ni puntos, Esteban Gutiérrez pisa sin acelerar a su Sauber. Discreto se pierde entre una veintena de vehículos, muy apto para una desenfrenada carrera de ‘Halloween’.

El joven piloto ha desacelerado y parece estancado en regiones tétricas, sin rumbo fijo. Viaje redondo a la estación de los cuerpos sin alma.

Otros ejemplos se multiplican en los descoloridos escenarios balompédicos, desfiladeros de medianía entre los adictos a la somnolencia. Pocos fanáticos desafían el lúgubre reto de pagar boleto para satisfacer el masoquista impulso de la aburrición total.

Son las canchas futboleras donde se recluta con más perseverancia a estos muertos vivientes. Últimamente con mayor ahínco en los campos de Verde Valle, que suele cultivar canteranos ‘zombies’. Así, entre tantos espectros rojiblancos, Omar Bravo y Aldo de Nigris han cambiado la gloria —que alguna vez acariciaron— por el limbo.

Ojos en blanco —aunque bizco al fin—, Omarcito aparece como el segundo mejor definidor histórico de las Chivas Rayadas del Guadalajara, al acumular 113 anotaciones, nueve menos que Chava Reyes, el máximo referente del extinto Campeonísimo.

El envidiable mérito se desvanece con el correr de las edades. A sus 34 años ha olvidado sacudir las redes rivales. En el primer semestre de 2014 —que marcó su regreso al otrora Rebaño Sagrado—, apenas cubrió tres goles. Y a lo largo del Apertura 2014 totaliza dos —ambos marcados la semana pasada, frente a los Xoloitzcuintles de Tijuana—. Apenas lo suficiente para destaparse de una racha, sin gol, de ocho meses en el estadio Omnilife. No anota de visitante desde el 3 de enero. ¿Así o más extraviado?

Mas si alguien lo supera en esa penosa tendencia a la baja es su compañero de fórmula, Aldo de Nigris. En lo que va del presente torneo no ha conquistado ni una diana. Y en el primer semestre del año atinó en tres ocasiones. Sí, tres goles a lo largo del año.

Todavía peor, marcó un gol en el Apertura 2013 —su primer campeonato en Chivas—, para completar cuatro anotaciones en año y medio de servicio a la comunidad de los ‘zombies’.

Y en ese grisáceo panorama se halla el cruzazulino Marco Fabián, cuya ruta del miedo se debe a su terca conducta fiestera e indisciplinada.

Solapado por dirigentes permisivos y timoratos, el talentoso mediocampista hace y deshace a su antojo, a la vez que olvida pesar con autoridad entre las huestes dolientes del Cruz Azul.

En lo que va del certamen viaja en blanco en el rubro de anotaciones, luego de que en el pasado certamen había contribuido en el despertar celeste. Hoy reclama su lugar entre la deambulante legión rojiblanca, apta para el olvido y el frío descenso, propenso en el extraño mundillo de las patadas.

Muertos vivientes, almas en pena, que no alcanzan reposo y menos cuando desde los encordados, Julito Jr. pierde ante un rectazo de ‘Maravilla’, que lo envía irremediable a la lona.

Desde hace un par de años, inmerso en problemas de dopaje, devastado por la crítica y los trancazos, cae noqueado; por ello hoy es un ánima en el mundo de los cuerpos sin alma.