Fracaso. Así es como se tiene que definir el semestre del Guadalajara. El campeón ha entregado sus coronas.
En penaltis, el Atlante eliminó a las Chivas en su mismísimo estadio, después de un juego muy sordo que terminó empatado a un gol, pero la serie de penaltis favoreció a los azulgrana por 5-3. El nerviosismo de la directiva rojiblanca en el palco se convirtió en frustración. Una vez más, no podrán defender el título, fallaron.
Se habían marcado seis penaltis de forma consecutiva, tres a tres era el marcador, cuando Rodolfo Pizarro, de lo poco salvable del Guadalajara en la campaña, falló el tiro. Vino Ernesto Alejandro Reyes y con calma, con tranquilidad, con carácter envió el balón a las redes y clasificó al histórico Atlante, el penúltimo lugar de la Liga de Ascenso, al que no le pagan y estrena presidente cada “tres semanas”.
Sí, el Atlante eliminó, humilló a las Chivas. No fue sencillo. Consciente de sus limitaciones, Atlante fue al estadio Chivas a tratar de no perder jugando a ganar… O sea. La filosofía de Eduardo Rergis se basaba en salir jugando con la pelota al piso, tratando a través de paredes y acompañamiento llegar al área rival, pero no daban ni dos pases los Potros, cuando el vendaval tapatío se le iba encima y todas las buenas intenciones quedaban en el olvido.
A pesar de ser un equipo lleno de jóvenes, las Chivas estaban conscientes de que eran el obligado a ser protagonista en el juego. Por eso la actitud de salir a comerse el campo, de tratar de apretar desde la salida al rival. Pero como con Atlante, todo quedó en un quizá.
El Atlante no pudo jugar como quería y al Guadalajara se lo impidieron. Por eso la primera parte fue de choque. De muchos intentos locales y pocos logros. Sólo hasta el minuto 40, Orbelín Pineda se acordó de cómo jugar, sacó un gran disparo que llevaba dirección de gol, pero antes de que el balón lo gritara, el portero Gerardo Ruiz lo impidió con un gran lance.
Los chances del Atlante parecían que se acababan, cuando a los tres minutos de iniciada la segunda parte, Mayorga centró por la derecha, el portero Ruiz no pudo cortar el centro y Carlos Fierro en dos tiempos recogió el balón y lo mandó a las redes.
Ya muchos en la tribuna daban como ganador al Guadalajara, pero el potro sacó las espuelas. Como todo equipo en desventaja, al fin se acordó que también podía atacar y dejó el pase corto por la pelota y larga y de esa manera comenzó a tocar la portería de Jiménez.
No llegaba con claridad el Atlante ante la displicencia del Guadalajara hasta que a los 65’, el argentino Tarragona remató de espaldas al marco con la cabeza y empató el juego. Muy digno lo de los azulgrana, que durante todo el tiempo que quedó se dedicó a defender su ventaja.
Cinco minutos dieron de más, eternos para el Atlante, muy poco para las Chivas. Y todo se definió en penaltis, llegó Ernesto Alejandro Reyes y anotó el penalti que vuelve a la vida al sufrido Potro de Hierro y humilla aún más al Guadalajara, que ya entregó sus coronas este certamen. Redacción