Guadalajara.— Chivas atraviesa por una crisis colectiva. No conoce la victoria luego de ocho jornadas en el Clausura 2016. Pero también pasa por una baja en el aspecto individual. En la defensa, los errores han sido puntuales, evidentes y costosos. Pero también al frente, las fallas están a la orden del día.
Uno de los principales factores que han incidido es la falta de gol del capitán rojiblanco, Omar Bravo. El máximo anotador en la historia delGuadalajara, con 131 tantos, tiene la pólvora mojada y acumula ya 884 minutos sin estremecer las redes.
En tiempo, son ya cuatro meses desde la última vez que el nacido en Los Mochis, Sinaloa, festejó un gol con la camiseta rojiblanca.
El 1 de noviembre de 2015 convirtió de penal, al minuto 72, el 4-4 definitivo en un partido pletórico de emociones, frente a Tuzos del Pachuca, en el entonces llamado estadio Omnilife.
Durante los 18 minutos restantes de aquel duelo, más los 10 siguientes partidos, Omar Bravo se ha ido en blanco, situación que preocupa al cuerpo técnico del Rebaño Sagrado, que a pesar de las complicaciones, ha respaldado al futbolista y sólo en un partido del actual torneo lo ha sacado de cambio (minuto 56, contra Chiapas en la fecha 7).
En los 10 encuentros que abarcan la sequía goleadora del capitán rojiblanco, siempre fue titular y nueve los disputó completos. Confianza de Matías Almeyda no le ha faltado. En las primeras jornadas del Clausura 2016, jugó un poco más solo, pues Carlos ‘Gullit’ Peña se colocaba detrás de él, de modo que Bravo no tenía un acompañante fijo. Eso le complicó el tener opciones claras.
Después, incluso la presión ha llegado a pesarle. El domingo pasado, en el duelo frente a Xolos de Tijuana, el mochiteco pidió el balón cuando se decretó una pena máxima. Pateó fuerte, pero sin colocación y el portero Federico Vilar tapó el disparo. El veterano atacante no pudo poner fin a su sequía.
Hasta antes de comenzar su sequía, Omar Bravo marcó 10 goles en mil 245 minutos del pasado Torneo Apertura 2015. Fue el mejor anotador mexicano de la Liga y su carrera parecía tener un nuevo impulso que le sirvió inclusive para que el Rebaño Sagrado extendiera su contrato por dos años más.
Su promedio era de un gol cada 124.5 minutos, pero ahora son ya 884 minutos desde la última vez que el capitán estremeció las redes. Mucho tiempo para alguien acostumbrado a vivir en un constante idilio con el arco rival.