Kansas City .— Las notas del himno nacional mexicano resonaban por todo el Arrowhead, así como en la cabeza y en el pecho del arquero Édgar Melitón Hernández, porque lo que su corazón palpitaba fuertemente.
“Nunca había cantado el himno de esa forma” y las lágrimas le brotan: “Es que tengo sangre en las venas”.
Sangre que le hirvió al portero veracruzano, quien finalmente vio cris- talizado su sueño de jugar con la Selección Nacional.
Su llamado fue de emergencia, pero disputó el partido contra Paraguay con el nervio de una final. “Lo que me tocara hacer lo tenía que hacer de una manera intensa, todo respaldado por un grupo de jugadores increíbles, que desde que pisé el césped me cobijaron, me protegieron, me hicieron sentir uno de ellos”.
El silbato sonó y el duelo inició. Melitón tenía sentimientos encontrados... Que no le llegara el balón, o que le llegara lo más pronto posible. El chiste era sacar el “estrés que tenía en mi pecho. Sentía un motor de tren que me rebotaba en el pecho. Es normal, pues creo que fue el momento más importante en mi vida deportiva”.
Le llegó la primera pelota, un balón rodado que tocó como si hubiera sido una gran atajada. “Me quité el peso de la mochila —acepta—. Se fueron los nervios y comencé a jugar en serio”.
En ese momento vinieron a su cabeza los tiempos de lucha, los tiempos de brega, los años en los que inició, los momentos en que no fue titular. Los tiempos en que comió banca... Y ahora es figura en Veracruz.
“Creo que valió la pena todo este camino recorrido... No sé si pueda dormir en los próximos días. Estoy agradecido con Miguel [Herrera, técnico nacional], por fijarse en mí”.
Los agradecimientos siguen, y es que sabe que este deporte no es de uno solo: “Gracias a [José de Jesús] Corona, me aconsejó mucho. Me habló sobre los recorridos, de que la pelota era muy ligera, por lo que tenía que meterle el puño para alejarla, en fin... No tengo con qué agradecerle”.
Cuando las notas del himno mexicano sonaban, a Melitón una lágrima se le escapaba, “nunca había oído cantar el himno así como lo canta esta gente que está fuera de México y yo con el escudo de mi Federación en mi corazón, un corazón que no me cabía en el pecho”, asegura totalmente emocionado.
Su primer duelo con la Selección ha pasado, pero Édgar Melitón Hernández sigue soñando, se imagina que es campeón con Veracruz, sueña con seguir volando por balones, sueña seguir vistiendo la casaca nacional por mucho tiempo más.
“No me siento más de lo que yo soy... Pero espero seguir aquí y aprenderle a los mejores”, admite con sencillez y a la espera de otro llamado. Édgar Luna Cruz / Enviado