Guadalajara.— Cuando Iván García y Germán Sánchez lograron la medalla de plata en Londres 2012, Rodrigo Diego, también alumno de la escuela de clavados de Jalisco, tenía 15 años y un futuro prometedor en la disciplina.
Ese día, recuerda, mientras miraba televisión con un grupo de amigos, se trazó la meta de convertirse en seleccionado nacional y competir en unos Juegos Olímpicos.
Su deseo se cumplió más rápido de lo que esperaba, pues el tapatío está a pocas semanas de debutar en una justa veraniega, a los 19.
“Es un sentimiento increíble formar parte de la selección, estoy trabajando nueve horas diarias con el objetivo de mejorar mi puntaje. Mi meta es la final y estar entre los primeros ocho del mundo”, compartió el seleccionado en la prueba de trampolín de tres metros.
De aquel grupo de juveniles que brincó de emoción por la presea de ‘Pollo’ y ‘Duva’ , dos forman parte de la delegación nacional; Diego y Melany Hernández.
“He madurado los últimos cuatro años, soy más disciplinado y pongo mucha atención en todos los detalles y lo sicológico”.
Rodrigo se define como una persona apasionada, que siempre quiere más.
“Soy perfeccionista, todas las cosas que hago trato de que salgan como a mí me gustan, como deben ser. Quise ser campeón nacional y lo fui, después alcancé la meta de ser medallista en los Olímpicos de la Juventud y en el Mundial de mi categoría; cada meta que me he puesto la he cumplido, tengo mucha hambre de éxito y es por eso que me preparo todos los días”.
El clavadista no siente presión conforme se acerca la fecha de su debut; al contrario, cuenta los días para ejecutar su primer salto frente a miles de personas.
“Todos los del equipo tenemos experiencia internacional, así que estamos preparados para enfrentarnos a la crítica y a los jueces, se trata simplemente de hacer lo que sabemos, de demostrar que la escuela de clavados de México produce deportistas de gran calidad y a la altura de los mejores del mundo”.