En la Liga MX también existen marcadas clases sociales... Y de nueva cuenta ha quedado de manifiesto gracias a un dictamen de la Comisión Disciplinaria de la Federación Mexicana de Futbol.

Llegar hasta el vestuario de los árbitros y protestarle al central César Ramos, sólo costará una sanción económica, cuyo monto no se dio a conocer, a Jesús Martínez, presidente del Pachuca, quien el sábado estaba muy molesto tras la derrota frente al América.

Para el directivo, la jugada que terminó en el segundo gol del atacante paraguayo Cecilio Domínguez no debió contar, ya que el balón salió por la línea de meta antes de que Silvio Romero diera el pase al guaraní, pero Ramos y sus colaboradores consideraron que no fue así y dieron por buena la anotación que provocó la furia del directivo, quien llegó hasta el camerino de los silbantes al término del encuentro.

El episodio no pasó de esta sanción. Es cierto que, hasta ahora, nadie ha otorgado una versión oficial sobre el desencuentro, mas el castigo luce ínfimo junto al dado a Fidel Kuri, dueño del Veracruz, quien —a principios del año anterior— agredió a Edgardo Codesal, entonces director del Área Técnica de la Comisión de Arbitraje. La Disciplinaria lo suspendió un año.

Andrés Fassi, vicepresidente de los propios Tuzos, fue suspendido durante cuatro meses y multado económicamente —en noviembre de 2014— por recriminar al silbante Fernando Guerrero su actuación en un juego contra el Santos. Ahora, no se midió igual.

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