El Tottenham Hotspur castigó la apatía del Real Madrid en Wembley (3-1) y, con un doblete de Dele Alli y un tanto de Christian Eriksen, dejó asegurado su pase a octavos de final de la Liga de Campeones y agigantó la crisis del campeón de Europa.

La batalla a brazo partido que se esperaba entre Cristiano Ronaldo y Kane tuvo un protagonista inesperado: Alli, que debutó esta temporada en la máxima competición continental con un doblete y una actuación portentosa.

El lateral derecho inglés, Davies, fue el que hizo la vida imposible a un desacertado Marcelo y resultó el artífice del primer gol de los locales, al enviar un centro rematado por el joven Dele Alli.

Poco antes del doloroso 1-0, Pochettino se vio obligado a rearmar el equipo tras la lesión de Alderweireld: desplazó a Davinson a la derecha de la zaga, colocó a Dier de líbero y formó con el recién ingresado Sissoko en el centro del campo junto con Winks.

Sin embargo, no acusaron el reajuste los Spurs, que apenas sufrieron en la primera mitad. Sólo tres tímidas aproximaciones de Cristiano tras el gol de Alli.

La segunda mitad mantuvo la tónica de la primera, y ni con el cambio a defensa de cinco de Zidane —metió a Casemiro entre los centrales— consiguieron animarse los madrileños. A los 11 minutos de la reanudación, Dele volvió a aparecer, en una jugada en la que dejó sentado a Casemiro con dos amagos de genio y soltó un disparo que tocó en Ramos y despistó a Casilla.

Entre los olés de Wembley, y tras la mejor ocasión de los blancos en la segunda parte —disparo desde el área pequeña de Ramos que sacó bajo palos Cristiano—, llegó el tercero y definitivo gol de los de Pochettino.

Con el Madrid volcado en busca del gol que le metiera en el partido, el Tottenham lo mató con un contragolpe de libro: Sissoko recogió en la medular, abrió para Kane y éste a Eriksen, que definió magistralmente ante la tímida salida de Casilla.

El tardío empuje del Real Madrid, ya con Asensio y Mayoral sobre el campo, se vio recompensado a falta de 10 minutos para el final, cuando Cristiano logró maquillar ligeramente el marcador con un tiro desde área chica.

No se volvió a tocar el electrónico de Wembley, pese a la insistencia blanca sobre la meta de Lloris, y el Real Madrid se marchó de vacío de Londres, condenado, prácticamente, a la segunda plaza del grupo y con la necesidad de despertar de un letargo que lo ha sumido en una crisis de resultados y de forma de juego más que evidente. Agencias

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