Nueva York .— Janay Rice pidió una segunda oportunidad para su marido, el jugador de futbol americano Ray Rice, sancionado por golpearla en el ascensor de un casino en Atlantic City.
“Al final es un jugador de futbol y eso es en lo que se deberían centrarse porque ha demostrado el jugador que es durante siete años”, pidió a los equipos en una entrevista que ayer emitió la cadena de televisión NBC.
“Nunca ha habido duda de lo que puede hacer en la cancha”, dijo la esposa de Rice, que puede ser contratado por cualquier equipo de la NFL después de que un juez árbitro levantara la pasada semana la sanción indefinida que pesaba contra él por el incidente en febrero con su entonces novia y ahora esposa.
El escándalo aumentó con la publicación en septiembre del video en el que se ve a Ray Rice dejar inconsciente a Janay con un puñetazo.
Las imágenes mostradas cambiaron la percepción del caso, solventado en un primer momento con una sanción de dos partidos en junio tras una rueda de prensa de Rice en la que también Janay pidió disculpas.
Al conocerse meses después el video, los Ravens de Baltimore despidieron a Rice y la NFL endureció el castigo por considerar que los hechos eran más graves de lo que había contado en principio Ray Rice.
El juez árbitro, sin embargo, rechazó el viernes el argumento de la Liga y consideró “arbitrario” el cambio de castigo, por lo que el jugador podrá retomar su carrera en cuanto encuentre un equipo. Será difícil que sea ya en la actual temporada, que encara la recta final.
En la entrevista, cuya primera parte se publicó ayer, Janay asegura que nunca le pasó por la cabeza dejar a Rice. “Sabía que ésos no somos nosotros, que ése no es él”, disculpó a su ahora marido.
Janay rechazó que hubiera habido otros episodios de maltrato anteriores. “De ninguna manera. El sabe a lo que hubiera tenido que enfrentarse. No voy a quedarme sentada y en silencio y dejar que me pase algo a mí o delante de mi hijo”, señaló.
El caso avivó el debate sobre la violencia doméstica entre los deportistas de las ligas profesionales de Estados Unidos y en la sociedad de aquel país en general. Tras recibir duras críticas por cómo trató el caso, el comisionado de la liga de futbol profesional, Roger Goodell, admitió que se había equivocado y lanzó una serie de iniciativas como elevar las suspensiones y destinar ayuda a las mujeres maltratadas.