MADRID.— Mientras los periódicos se llenan de rumores sobre su posible sucesor, el técnico portugués José Mourinho radicaliza progresivamente su discurso en el Real Madrid y ayer apareció su versión más fiera, la de un entrenador que cargó contra todo y contra todos.

Nadie se escapó de sus diatribas: Íker Casillas, los miembros del club que fichan, la prensa... Fue la versión más hiriente de Mourinho.

Desde su eliminación en la Liga de Campeones ante el Borussia Dortmund, el entorno del Real Madrid se agitó notablemente con el futuro de Mourinho y sus posibles sustitutos.

Y varios futbolistas —entre ellos Cristiano Ronaldo y el propio Casillas— declararon que no les interesaba cuál sería el próximo destino de su actual técnico.

“[Cristiano] dio la respuesta correcta. Tiene que pensar en él y en su club. En los tres primeros meses de temporada no estaba feliz y ahora lo está. Me parece normal”.

Además, el jueves varios hinchas abuchearon la salida de Mourinho de la Ciudad Deportiva del Real Madrid mientras éste quizá escuchaba en su coche los nombres de Carlo Ancelo- tti o Jupp Heynckes como aspirantes al banquillo que él ocupa todavía. Suficientes argumentos como para propiciar la aparición de un Mourinho que por primera vez en mucho tiempo compareció ante la prensa sin su habitual equipamiento con el escudo del Real Madrid.

Lo primero que hizo fue cargar como nunca, aunque sin mencionar su nombre, contra Casillas: “Si existe alguna cosita que podría haber sido más contundente y exigente hubiera sido en el final de la primera temporada traer a Diego López [arquero titular ahora]”.

Acto seguido, atacó indirectamente al club, al que acusó veladamente de no satisfacer sus deseos: “Lo pedí, pero no llegó, y no he hecho lo suficiente para conseguir traerlo. Es una pena”, y luego llegó ese momento que tanto le gusta y que tanto domina: la teatralización de sus apariciones estelares.

Para defender su trayectoria en el Real Madrid, sacó uno de sus “celebres papelitos”, como él mismo denominó, para leer un listado de entrenadores que, según él, no fueron capaces de llevar al club a la altura que él lo elevó: “He ganado tanto, tanto, tanto, que igual las expectativas quedan más abajo”, dijo.

Y añadió: “20 años sin ganar una Copa del Rey es porque no es fácil. No puedes borrarlo. La Supercopa es pequeñita, pero tres semifinales de Champions, que no me alimentan el ego ni me dejan satisfecho, no debe de ser fácil porque Toshack, Di Stéfano, Antic, Beenhakker, Benito Floro, Arsenio, Capello, Heynckes, Hiddink, Del Bosque, Queiroz, Camacho, García Remón, Luxemburgo, López Caro, Capello de nuevo, Juande Ramos, Schuster y Pellegrini... Son 18 entrenadores en 21 años y cinco semifinales de Champions”.

El añadido estuvo cargado de intención: “El malo de Mourinho: tres años, tres semifinales de Champions. Es porque no es tan fácil conseguirlas. Pero repito, no me alimenta el ego. No soy entrenador del ‘casi’, pero la Liga de los récords es mía”.

Lo que no dijo Mou es que en ese tiempo el Real Madrid ganó tres Champions: dos con Vicente Del Bosque y una con Jupp Heynckes.

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