BARCELONA.— No lo hizo con mágicos toques de balón, ni siquiera con su desbordante simpatía. Neymar llegó al Barcelona muy consciente de lo que tenía que hacer para cautivar a la afición blaugrana desde el primer instante.
Un corto discurso en catalán y el anuncio de su subordinación a Lionel Messi fueron suficiente para que los 56 mil aficionados que asistieron a su presentación en el Camp Nou, muchos con camisetas de La Pulga, estallaran de júbilo.
“No sólo he venido a ayudar al Barcelona, sino también a Messi a continuar siendo el mejor del mundo”, dijo la perla del futbol brasileño.
Elevado sobre una plataforma azul, Neymar dio los primeros toques de balón y pronunció sus primeras palabras como culé. “Estoy muy feliz por ser jugador del Barcelona. Cumplo el sueño de venir a algo más que un club y estoy emocionado. Muchas gracias. Que Dios los bendiga”, dijo el delantero, en un catalán más que decente.
Sin dorsal en su espalda (está por decidir qué número llevará), saludó reiteradamente, se mezcló entre los muchos niños que le acompañaban sobre el césped y emprendió una vuelta al estadio, en la que regaló gestos, sonrisas y balones a la entusiasta afición catalana.
“Cumplo el sueño, no sólo de Neymar hoy, sino de un niño que siempre soñó con esto”, dijo. “Venir al Barcelona y no al Madrid fue una decisión tomada siguiendo a mi corazón. El dinero nunca ha sido mi principal motivación, sino la felicidad”.
Solícito, muy sonriente, Neymar no se cansó de elogiar a Messi y de demostrar que tiene asumido su papel secundario.
“No me preocupo por ser el mejor del mundo, porque ya está aquí. Es Messi y no tiene comparación con nadie. Es más fácil jugar con un futbolista que es el mejor del mundo”, continuó el ex del Santos, cuyos primeros recuerdos del Barça se remontan a la etapa de Ronaldinho.
El crack brasileño aterrizó en Barcelona un hora más tarde de lo previsto, lo que demoró el tour que realizó por la Ciudad Condal.
Llegó vestido de negro, con gorra y colgante de oro incluidos. Recibió las primeras ovaciones en el aeropuerto y se trasladó a las oficinas del club, donde lució un nuevo modelo.
Camiseta blanca, pantalones negros y zapatos anaranjados. Así posó para la primera fotografía oficial, junto al escudo del Barcelona. También con sus pendientes, cadena de oro y un enorme reloj, captados por los centenares de cámaras que lo aguardaban. Algo menos de visibilidad tenía los 100 aficionados que, tras las verjas, ya coreaban a su ídolo.
Neymar apareció sonriente, posó con el pulgar alzado, saludó y, en menos de cinco minutos, ya se dirigía rumbo al hospital de Barcelona para pasar las primeras pruebas médicas. A las puertas del centro, el brasileño rompió el protocolo y obvió al personal de seguridad para sacarse una foto con un niño discapacitado.
Fichaje con alto valor
El Barcelona valoró en 74.6 millones de dólares el fichaje de Neymar, quien tendrá una cláusula de rescisión de 248.7 millones. Así lo aseguró Josep María Bartomeu, vicepresidente deportivo del club, durante la presentación del sudamericano. “No ha sido nada fácil su traspaso”, confió.