Las playeras blancas con el número 11 del Chucho Benítez forman parte del homenaje que el América le tributa al último ídolo azulcrema. Así, entre prendas blancas y amarillas se inundan las tribunas del Coloso de Santa Úrsula, en espera del reconocimiento al fallecido futbolista ecuatoriano.
Una hora antes del inicio del encuentro, el club recorre la manta de sus patrocinadores que ocupa el centro del campo, con tal de festejar a Christian Benítez. Así, una gigantesca manta blanca, en forma de playera, con la leyenda “Un Campeón nunca se va... Gracias Chucho”, el escudo de las Águilas, un listón negro y el retrato del astro.
La gente aplaude y aguarda más... Pero la exigente Liga, aferrada a proteger sus ridículos protocolos, impide que los jugadores del América aparezcan en el terreno de juego con una manta en memoria del ídolo.
Eso sí, el atlista Matías Vuoso, ex americanista y gran amigo del Chucho, le da un abrazo al Piojo Miguel Herrera sobre la banca, en tanto que previo al silbatazo inicial, se brinda un minuto de aplausos en memoria del campeón ecuatoriano, de parte más de los 80 mil fanáticos que asisten al inmueble, al tiempo que los jugadores de ambos equipos se entrelazan en el centro del campo para homenajear a Benítez.
Precisamente a manera de recuerdo, las pantallas previamente habían proyectado un documental sobre la épica coronación de las Águilas en la final pasada, frente al Cruz Azul, y cada que aparecía El Chucho en algunas de las escenas editadas, la gente se emocionaba aún más.
Finalmente, sobre el minuto 11, a pedido de la voz del Estadio Azteca, don Melquiades Sánchez Orozco, el inmueble tributa nuevos aplausos para El Chucho y la gente, en forma espontánea, corea: “¡Olé, Olé, Olé, Oléee... Chuchoooo, Chuchoooo!” La foto de Benítez capta las pantallas gigantes, en las que aparece besando el recién obtenido trofeo de Liga de las Águilas. Y los aplausos y los coros, vuelven a hacerse sentir. Pero ni en ese momento el árbitro detiene el partido. El trámite continúa sin interrupción alguna.
Más quién iba a decir que su paisano, Narciso Mina, a quien él recomendó para llegar al Nido de Coapa, marcaría el primer gol de la temporada de Apertura 2013 en Santa Úrsula. Con la cabeza, muy al estilo del Chucho. Y en el festejo, en círculo, tanto él como sus compañeros, de rodillas, levantan la mirada y los brazos, apuntando al cielo... Sí, es tuyo Chucho, es tuya la gloria...
Y la playera gigantesca en memoria de Christian vuelve a ocupar el centro del campo al medio tiempo del encuentro. El Chucho Benítez sigue muy presente en el Coloso de Santa Úrsula. Nunca se fue. Es el último ídolo milloneta. Sus goles ya sacuden las redes del cielo amarillo.