Una final más; una nueva oportunidad para derrotar fantasmas, para desaparecer demonios que han rodeado por espacio de 15 años al Cruz Azul. Para romper la maldición.
Esta final de Copa ante el Atlante puede ser vital para un equipo cementero que en los últimos 33 años ha disputado 15 finales, de las cuales sólo ha ganado tres.
De 1980 a 1995, La Máquina dirimió cinco títulos, fracasando en todos; de 1999 a 2010 hubo otras siete oportunidades que sumaron el mismo número de fracasos.
Fue entre 1996 y 97 cuando se cortó la mala racha, y precisamente en un Torneo de Copa, 1996-97 —contra Toros Neza— cuando la época de bonanza comenzó y siguió con un título de la otrora Copa de Concacaf y el de Liga en el Invierno 1997.
Hoy, la Copa se vuelve a poner enfrente de los Cementeros, y pudiera ser el inicio de buenas noticias.
Eliminar fantasmas
En La Noria todo es alegría, la presión ha pasado por ahora, y aunque los jugadores quieren pensar en la Liga, en donde se enfrentarán contra el Querétaro, no pueden dejar de lado el hecho de haber eliminado al odiado rival, el América.
“Estamos contentos, anímicamente, este triunfo nos servirá de mucho; hacia falta algo así”, comentó Julio César Domínguez.
El Cata ha vivido desde 2005 la mala racha de finales perdidas con cinco en su haber, por eso asegura, es hora de “eliminar fantasmas”: “La verdad es que hace mucho tiempo que no quedamos campeones, esta es una nueva oportunidad”, agregó el zaguero.
Aunque la realidad es que por todos los fracasos recientes, “no quiero hablar a profundidad de eso. Nos ilusiona otra final, pero cada partido es una final para nosotros. Personalmente para mí es importante jugarla y ganarla al fin”.
El Atlante no será un rival sencillo, “porque a pesar del marcador en la Liga [0-3] a favor, no pudimos sacar ventaja hasta que hubo errores de parte de ellos”.
Gerardo Flores quiere evitar hablar del pasado, disfruta el presente y el presente es “que le ganamos a un gran rival, a nuestro rival”.
Ya urgía, ya era hora de que Cruz Azul tuviera un triunfo así. “Necesitábamos un partido así, jugamos como si fuera una final y lo festejamos como si fuera una final”, comentó.
Con el ánimo por las nubes, el lateral llama a sepultar el pasado: “Es momento de enterrar antiguos fantasmas. No queremos perder otra final. Ahora nos ilusiona esta posibilidad de ganar un título, de disputar una final, aunque sea de Copa. Cualquier título conseguido sabra muy bien”.
Cruz Azul está a las puertas de acabar con la maldición y, porqué no, empezar la buana racha. En 97, gracias a una Copa, todo cambió; hoy, otra Copa, puede romper la maldición. (Con información de Alejandro Asmitia V. y Juan A. Dávalos)